Real Sociedad - Cádiz

Un punto más de seriedad (0-0)

El Cádiz sufre al final para empatar con justicia en Anoeta tras lamentar una clara ocasión de Roger al palo mediada la segunda parte

Escalante salta con dos jugadores realistas en la pugna por un balón. efe

Alfonso Carbonell

Seriedad a raudales y madurez a granel. Este Cádiz está listo para jugar la Champions si le ponen. Qué manera de sufrir, qué manera de discutir, qué manera de templar, qué manera de puntuar. Y todo, sin perder nunca de vista la portería contraria, que se irá a ella cuando se pueda. Y ojo, cuando se deba. Y Sergio supo saber que para lanzar a los suyos al ataque había que remar primero durante la primera parte.

El Cádiz ya dio un exhibición de sensatez en su última victoria ante el Rayo de la pasada semana, pero este empate en San Sebastián ante un equipo que le bailaba hace no mucho no es más que el reflejo del crecimiento de un equipo que sigue liado con el tema de la permanencia pero que comienza a darle a su parroquia la esperanza de que igual se llega a mayo si no con las chanclas puestas, sí con la suficiente tranquilidad para no sufrir hasta el último partido. Ante la Real se ha empatado, se pudo perder, pero incluso la victoria estuvo más cerca que todo lo demás si Roger llega a tener más suerte en un lance que le dará la noche al ex del Levante, al que nada hay que reprochar más que darle las gracias por su trabajo.

Se sabe y se conoce que Sergio no es un entrenador de esos que se encorsetan a un once , aunque lo tenga ya definido. El técnico del Cádiz suele fijarse en el rival, y no menos en el escenario, cada vez que tiene que plantear un partido. Y el que tenía en frente este viernes era de armas tomar. Por eso, por la Real y por Anoeta, le dio un pequeño revolcón a su once de gala para cambiarlo con dos novedades que cogió a más de uno despistado.

Portero y defensa no la tocó, pero sí que sentó a Alcaraz para reforzar el centro del campo con Fede San Emeterio , que se colocó junto al incuestionable Gonzalo Escalante. No sólo varió en la sala de máquinas, sino que rebajó su nivel ofensivo quitando a un delantero (el goleador Guardiola) y metiendo a Álex como mediapunta y asistente en la presión de los centrocampistas. No tocó las bandas, donde volvían a aparecer Sobrino en la izquierda y Bongonda en la derecha. Y arriba, Roger, que de momento no ofrece gol pero sí dosis a espuertas de sacrificio.

A sabiendas de lo que le esperaba, Sergio contrapuso a Alguacil a un ejército de obreros que desde muy pronto comenzaron a trabajar. Ya en el tercer minuto de juego avisaba Mikel Merino con un cabezazo a las manos de Ledesma tras el saque de una falta en la medular. No pasaron ni dos minutos de esa ocasión cuando la Real volvía a pisar área amarilla, pero esta vez el pase de Take Kubo a Oyarzábal se iba pasado para alivio cadista,

El mando del partido era local de todas, todas en estos primeros compases de un encuentro donde el Cádiz ni olía prácticamente el balón. Eso sí, los minutos seguían corriendo y el once gaditano veía pasar el primer cuarto de hora sin demasiados agobios. Eso sí, la Real seguía controlando de cabo a rabo pero sin generar excesivo peligro.

Poco a poco, Álex y Escalante intentaban dejarse ver al mismo tiempo que el Cádiz quería vivir de los errores en las entrega de los de Alguacil, que cometieron uno en el centro del campo que casi fue aprovechado por Bongonda, pero su pase al hueco no llegó a Roger, que era una isla en mitad de defensa realista.

Tras ese tímido acercamiento cadista, llegó otro txuriurdin después de que Remiro enviase un pase largo desde su área que fue recogido por Kubo para que el japonés se la jugase solo con un lanzamiento que se perdió por el exterior de la red de Ledesma. El meta argention no se empleaba a fondo con las llegadas de los jugadores vascos, si bien no paraban de visitarlo.

Pasaban los minutos y otro error daba alas al Cádiz, pero esta vez el pase bombeado de Escalante a Bongonda no era aprovechado por el congoleño, algo desubicado cuando recibió un balón que golpeó de primeras totalmente desorientado cuando estaba solo ante el portero local.

Transcurrida la media hra, el partido entraba en un trance de respiro. La Real perdía fuelle y el Cádiz seguía desfondándose tras la pelota. El guión era el que era y Sergio aplaudía a sus pupilos desde el banquillo. Todo estaba controlado hasta la llegada de los últimos cinco minutos en los que las excentricidades de Ledesma tomaron protagonismo. La primera, eso sí, importantísima para evitar un gol tras el saque con rosca de una falta envenenada de Brais Méndez que se colaba por la escuadra de la portería de no ser por la aparición de Ledesma, que en su labor se daba un espaldazo de lo más violento contra el palo.

En el 42', otra vez reaparecían los mismos protagonistas. Ledesma salía de su área para despejar un balón que le llegaba a Brais Méndez para que el ex del Celta, con su zurda y desde 45 metros intentara sorprender al meta cadista, que contestaba parando con el pecho sin importarle que al rechace pudiera llegar Carlos Fernández, que andaba por ahí.

Al filo del descanso pudo adelantarse la Real tras un robo de Kubo a Álex en el centro del campo. El nipón le entregaba el balón a Oyarzábal que el capitán dejaba pasar para que le llegase a Carlos Fernández, que engañana fintando a Luis Hernández para presentarse solo ante Ledesma y no acertar con su disparo ajustado. Respiraba el cadismo, que a diferencia del encuentro en San Mamés se iba al descanso lleno de vida.

Sin cambios reanudaba el partido, que volvió con ritmo, mucho ritmo. Y a los cinco minutos, Sobrino, tras robar un balón muy bien, lo regalaba a la Real, que salía en estampida por mediación de un Take Kubo que afortunadamente para el Cádiz no conectaba con Oyarzabal cuando éste estaba solo ante Ledesma para empujarla.

Se calentaba el encuentro merced a una entrada fea y dura de San Emeterio a Oyarzabal por la que el cántabro veía una amarilla y se llevaba la bronca con aviso de Mate Lahoz. Minutos después, Fede volvía a ser protagonista tras darle al balón con la mano dentro del área pero tras un rebote, algo que no se penaliza por lo que se ve y no quiso ver en el VAR el mediático trencilla valenciano.

Esas dos acciones calentaron el ambiente de Anoeta, que volvió a templarse en el minuto 60 con los cambios de ambos equipos. Alguacil metía a David Silva y al gigante noruego Sørloth mientras que Sergio introducía un triple cambio sentando a Álex, San Emeterio y Bongonda y dando entrada a Alejo, Guardiola y Alcaraz para cambiar el dibujo y poner dos delanteros con una idea más ofensiva de la inicial en el centro del campo. Las cartas estaban echadas.

Al palo Roger en el 67'

Pasaron unos pocos minutos hasta que los cambios se amoldaron y se asentaron mucho mejor en el Cádiz, que cerca estuvo de adelantarse tras una prolongación de Guardiola con la cabeza a la que llegó Roger, que superó con eficacia a Remiro pero cuando ya el cadismo cantaba gol se topaba con el palo al quedarse sin espacio.

Se envalentonaba el Cádiz, que al poco de esa oportunidad volvía a llegar al área local y de nuevo era Roger, pero la rosca del pistolero no encontraba la escuadra de Remiro.

Diez minutos tuvieron que pasar para que Silva y Jubo se asociasen para preocupación cadista, pero la triangulación entre ambos no acabó como ellos deseaban tras perderse el balón por la línea de fondo.

Se abría descaradamente el partido y el Cádiz entraba en esa fase repleto de ambición, pero sin perder un ápice de la seriedad mostrada durante todo el choque. Refrescaba la delantera a diez para el final Sergio con la entrada del espigado Chris Ramos para suplir a Roger, que se había vuelto a vaciar sin el premio del gol que sigue cercando.

Menos mal que Sergio se guardó un cambio para el final porque Fali tenía que ser suplido tras llevarse la peor parte en un salto a tres al que fue con Le Normand, Ledesma y Gorosabel. Por el valenciano salía el debutante amarillo Meré. El partido estuvo parado mucho tiempo y en el 89' volvió a rodar para que Chris Ramos se llevara un balón dentro del área visitante y lo metiera para que llegase en el segundo palo a Iván Alejo, que en su intento por meter el pase de la muerte veía desolado como Guardiola y Sobrino se estorbaban.

El trío arbitral daba once minutos de descuento para que el Cádiz se defendiera como gato panza arriba porque todo lo que no atacó durante el segundo tiempo lo hizo en este añadido en el que la defensa amarilla se multiplicó para achicar todos los balones que llegaron, que fueron muchos y precisos. El último en repeler uno fue Ledesma, que sacaba sus puños para despejar el último lanzamiento a puerta de Kubo.

Al 112' de juego Mateu Lahoz decidía dar descanso a los corazones amarillos, que festejaban el empate justo que bien pudo ser victoria de haber entrado ese balón de Roger que se fue a la madera.

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