Cádiz CF

¿Dará o no?

Los hombres de Sergio han llegado más que tocados a una última jornada en la que deben dar lo que le queda para evitar una hecatombe

San Emterio y Momo Mbaye, dos de los que han llegado aptos al final de Liga. CCF

Alfonso Carbonell

No se trata de ser pesimista, más bien se trata de ser realista. Hoy por hoy, a los combatientes de Sergio poco o nada se les puede echar en cara. Tanto a los que están como a los que no han podido estar. En ambos lados, son legión. La afición ha podido ir viendo como con el paso de las jornadas eran muchos los jugadores que abandonaban el frente por causas mayores. El primer guerrero que lo tenía que hacer era Joseba Zaldua, allá por el lejano mes de septiembre. El donostiarra se partía la rodilla a las primeras de cambio siendo en esos momentos el único soldado raso en el que confiaba al cien por cien el general González.

Al lateral derecho le siguieron muchos, pero es que hasta en ese inicio liguero eran muchos los que no habían podido llegar bien tras una recta final del curso anterior tan exigente como dura . Sólo así se explica el desastroso arranque de Liga que perpetró el equipo amarillo. A eso se le unió una pretemporada extraña dada que los cuerpos técnicos la planificaron distinta a las comunes debido al Mundial de Catar que se jugaba poco antes de la Navidad. Aquello fue una ruina y lo pagó el estado físico de un Cádiz CF que comenzó a andar cojo. Hombres como Alejo, Víctor Chust, Iza, San Emeterio, Cala, Ocampo, Bongonda, Alcaraz y algunos más comenzaron la Liga a medio gas o lesionados y obviamente el conjunto lo notó.

Así tuvo que estar lidiando Sergio no pocas jornadas hasta que el gol de Negredo en Valladolid coincidió con la mejoría de algunos hombres y la reacción se fue dando hasta que, entre los resultados de los rivales y los puntos que se fueron consiguiendo, hicieron posible que el Cádiz CF se fuera enganchando a una categoría que en octubre ya muchos daban casi que por perdida.

Pero llegó el mercado de invierno y cuando mejor parecían ir las cosas después de que Vizcaíno, 'one more time', recompusiera al equipo con la llegada de fichajes importantes, de golpe y porrazo a Sergio se le empezó de nuevo a caer el equipo. El primero que se rompía era uno que venía roto, Ocampo, que tras jugar en el Nou Camp recayó en una lesión que no fue bien diagnosticada en su fichaje. A su favor, y en el del equipo, esos tres o cuatro partidos que aportó su granito de arena para que el Cádiz CF emergiese. Hasta en eso fue determinante. Con todo y con ello, al técnico cadista se le iba una de sus mejores armas en su mejor momento.

Ocampo no fue más que el primero de muchos. Ya saben, entre lesiones graves, molestias y sanciones, al Cádiz CF le ha mirado un tuerto que le ha hecho llegar al final de Liga hasta con siete bajas importantes. Porque a Zaldua, Cala y Ocampo le siguieron Chust, Álex, Fali, Chris Ramos o José Mari y otros que han estado fuera de combate no pocos partidos como Momo Mbaye, Roger, Iza o Ledesma, estos dos últimos por las sanciones que le cayeron tras el Cádiz - Getafe.

El caso es que Sergio tenía que rotar también ante las exigencias de un calendario que para colmo se cebaba con un grupo herido. Sin embargo, la Unidad B saltaba por los aires en el Metropolitano al no estar ni esperarse. Los suplentes no daban el nivel y los pocos que lo intentaban no podían. El ejemplo más claro de que el once cadista estaba para lo que estaba se pudo ver en La Cerámica, donde el once de gala era barrido en un primero tiempo por un Villarreal que jugó al trantrán.

Estaba claro. Bajo la asumida responsabilidad y empática tolerancia del técnico, todas las monedas estaban puesta en Carranza, donde se han sumado tres victorias consecutivas (Valencia, Valladolid y Celta), las mismas que derrotas a domicilio (Atlético, Mallorca y Villarreal) en las que apenas se opuso resistencia por normas de un guión en el que entraba el agotamiento físico y mental. Se daba hasta donde se podía, que no era poco y a la vez crucial.

Al equipo le llegó la reserva hasta Heliópolis, donde se dio un encuentro a pedir de boca tras la expulsión de Canales y un penalti a favor que desquiciaba a los béticos. Tras ello, todo el esfuerzo, el calculado esfuerzo se puso en los partidos de casa, que se vieron como tres finales en las que la grada arrimó el hombro de manera notable y, por qué no decirlo, determinante. La concentración, la intensidad, el arrojo y el poco fútbol que quedaba en las cabezas de unos jugadores maltrechos se enfocaban a esos tres encuentros dado que a domicilio la cuesta se hacía demasiado cuesta arriba. Y la jugada ha salido perfecta. Tanto Sergio como sus hombres han sabido medir sus fuerzas y gestionar los momentos y a lo mejor quién dice si en un insulsa carrera por llegar a un balón ante el Atlético o Villarreal -dos rivales muy superiores- no hubiera saltado por los aires la musculatura de Espino, de Escalante o de Guardiola. De hecho, y aunque sea solo por curiosidad, las lesiones de Chris Ramos, Fali o Roger llegaron en partidos jugados en casa, o sea, donde no había resquicio para la ordenada o calculada relajación.

Pero queda un partido y las matemáticas no le han dado del todo la razón a un cuerpo técnico que perseguía los puntos que ya se tienen. Debe darse una hecatombe para que el Cádiz CF no esté en Primera el próximo domingo a eso de las once de la noche. A pesar de ello, Sergio debe sacar lo poco que le queda a unos hombres que llevan jugando con molestias desde hace un tiempo. Guardiola, Escalante, Alejo, San Emeterio, el mismo Roger, tan sólo por citar a varios de los que están jugando más lesionados que operativos deben ya dar su última gota de sangre en un encuentro en el que se medirán a un equipo ya descendido pero que viene de ganar 0-1 en la Catedral de San Mamés. El Elche, sin la responsabilidad ya del resultado, juega más fresco y mejor que un Cádiz CF que llega cogido con alfileres pero ya sin el agobio de tener más encuentros en el horizonte en el caso de caer lesionado algún jugador.

Por todo ello, habrá que ver si le da o no con la gasolina que le queda en un tanque que estaba previsto llegar hasta donde llegó. Y bien. Ahora solo queda que los resultados no juguen una mala pasada o que este Cádiz CF vuelva a sacar fuerzas de donde ya no hay.

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