Cádiz - Getafe

(0-2) Anulados ante un espejo

Los de Cervera, maniatados y sin ideas, caen en casa ante un Getafe que puso en práctica todo las artimañas que se les critica

El Pacha Espino protege un balón ante la presión de Nyom. f. j.l

Alfonso Carbonell

Lo peor no es que te anule el Getafe, lo peor es que los demás tomen nota. Porque los madrileños se llevaron los tres puntos de la forma en la que más le gusta a Cervera. Apenas concedieron ocasiones y apenas gozaron de ellas más que lo suficiente para ganar el encuentro, que es de lo que se trata. Y es que si a Cervera le da igual cómo sumar puntos, qué decir de su colega en el Getafe. Un juego duro hasta decir basta y en el que fútbol subterráneo acaba minando la moral y la paciencia del santo Job. Es así como el club madrileño se ha asentado en una categoría que lo teme porque es para temerlo. La victoria azulona no es recomendable que se enseñe en las escuelas porque las broncas estarían garantizadas. Y todo ello lo sabían de sobra los hombres de Cervera, que si ya durante el partido estuvieron maniatador por su mismo sistema, al final acabaron enredados entre las escaramuzas de un rival con el que no es recomendable jugarse las castañas.

Y eso que Cervera se ha vuelto ofensivo de la noche a la mañana y el personal no se ha dado ni cuenta, pero ahí está el tío, sacando a hombres como Perea y Álex de inicio para crear todo lo que no quiere que le creen. El tema es que tampoco jugó con la dupla Lozano-Negredo y eso ya sí que es para analizar. La lesión de José Mari ha motivado que el técnico no tenga otra que fiarse del pelirrojo en la sala de máquinas mientras deja a la creatividad de los metros finales a Perea y a la velocidad de Jairo y Salvi para que asistan a un Negredo que se ha hecho sin discusión con el liderazgo del ataque.

Pasado el primer cuarto de hora de tanteo ni Getafe ni Cádiz CF parecían querer hacerse con el control , algo que ya antes del duelo se podía intuir dado el pensamiento de sus entrenadores. Álex retrocedía en exceso su posición y como resultado ni Negredo ni Jairo, que actuaba como mediapunta, entraban mucho en juego.

Ambos equipos eran dos espejos frente a frente . Tocaban y tocaban sin arriesgar y apenas concedían errores conscientes de lo mucho que se jugaban en ellos. Solo una pérdida de Cala en un lanzamiento en largo que robó Cucurella puso en peligro a una zaga que más se inquietaría aún cuando los de Bordalás aprovecharon una superioridad numérica -al estar Salvi fuera del campo- que finalmente desbarató Alcalá cuando Cucurella buscaba el pase atrás.

Sin pérdidas ni individualidades, el partido no terminaba de romperse en ningún momento para satisfacción y relativa tranquilidad de los padres de la criatura. Pero poco a poco, y a fuerza de inercia, era el Getafe el que más pisaba campo contrario en un movimiento hasta cierto punto permitido por Cervera, que movía a Perea a la mediapunta desplazando a Jairo a su banda natural para agitar un poco su delantera, desactivada por completo.

Habían pasado 30 minutos de partido cuando el que más lo estaba medio intentando consiguió su preciado botín después de una buena jugada elaborada por Cucho, que supo apoyarse en Cucurella, y ver acto seguido adelantado a Ledesma, al que pilló desprevenido con un certero chut que se coló en las mallas de la portería de fondo norte.

Todo se le puso en contra al Cádiz CF, que además de que no estaba haciendo gran cosa, peor lo vería ante un rival encantado de defenderse con el marcador a favor como prueba que todo partido en el que se ha puesto por delante lo ha terminado ganando.

Además, los de Bordalán seguían a lo suyo. Y eso no era otra cosa que encimar al contrario, protestar todo y más al árbitro y dejando siempre un recado en las piernas del contrario en cada lance del encuentro.

La reanudación comenzaba sin cambios en dos equipos parecidos hasta en la gestión de los acontecimientos, que no en la forma de hacerse notar como se evidenciaba en las faltas realizadas en el primer tiempo por ambos: catorce en total, de ellas, doce cometidas, claro está, por los de Bordalás.

Tuvieron que pasar 50 minutos de partido para ver el primer lanzamiento a puerta de los amarllos, obra de Perea, al que le saló el disparo desde 20 metros centrado y a las manos de Yáñez. Más que la oportunidad en sí, la mejor noticia para el Cádiz CF es que esa acción le sirvió a Perea para coger confianza y entonarse.

No andaba muy fino Cala con sus entregas y eso le pudo costar muy caro al Cádiz CF después de que Cucurella robase la bola para adentrarse en campo contrario para ceder la ocasión a Ángel, que no acertó con todo para él ante la salida de Ledesma.

Quiso dejar pasar veinte minutos de la segunda mitad para meter toda su artillería con Álvaro Giménez y el Choco Lozano sentando a Salvi, Negredo y Espino para dejar una defensa de tres con Fali también recién incorporado. La intención del técnico cadista no era otra que zarandear un poco no solo a su equipo, sino al partido , que se había vuelto demasiado previsible y apetecible para los madrileños.

Los cambios cambiaron algo la tónica ya que la presencia en el área azulona comentó sentirse. Lozano lo intentaba tras un buen pase de su amigo Fali para forzar el primer saque de esquina de la segunda parte.

Un cuarto de hora le quedaba al Cádiz CF para intentar arreglar un partido que venía malencarado desde que salió el calendario. Porque lejos de facilitar las cosas, el Getafe empozoñaba cada vez más el encuentro, al que no paraba de echarle barro en cada acción, en cada discusión, en cada pisotón...

No contento el Getafe con encenagar el choque en el campo, también su banquillo se encargaba de mancharlo desde fuera.

A la búsqueda del empate se sumaba Fali, que desde que entró actuaba como un centrocampista más para arrimar el hombro en la batalla de la medular. Los amarillos consiguieron meter a su rival en su área a falta de diez minutos de un encuentro bronco hasta la exageración. El silbato del árbitro no descansaba ante las protestas del conjunto gaditano, pérdido en un mar de dudas ante un rival con tablas, experiencia y muy malas pulgas.

A la desespera ya, Cervera metía en la recta final del duelo a Malbasic por Álex en un claro intento por empatar el choque por lo civil o lo criminal. Pero no pudo. Volcado como se volcó llegó la sentencia tras una pérdida de balón de Jairo que aprovechó Nyom para colarse hasta la cocina y dar el pase de la muerte a Maksimovic en el añadido. Ese gol puso la puntlla a un Cádiz CF inoperante y que se vio anulado en todo momento por un equipo que hace lo que intenta el Cádiz CF pero con cantidades industriales de mala uva aliñada con todo tipo de tretas para descentrar a sus adversarios.

Nueva derrota de un Cádiz CF que comienza a ver como su colchón de puntos ya no es tan boyante como antes.

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