Cádiz CF

El banquillo comienza a quemar

La destitución de Sergio en caso de nueva derrota el viernes es algo implanteable si se consideran las palabras del presidente hace una semana

Alfonso Carbonell

Las siguientes palabras son propiedad de Manuel Vizcaíno. «Si yo en la cuarta jornada estoy hablando del entrenador, me consideraría un presidente de Tercera División».

Estas declaraciones las hizo el dirigente sevillano hace una semana y justo después de caer su equipo en Vigo por 3-0 dejándolo como colista con diez goles en contra, cero puntos y ningún tanto a favor. Por tanto, el puesto de Sergio González está asegurado pase lo que pase ante el conjunto pucelano este próximo viernes en lo que sería la sexta jornada de Liga.

La garantía de las palabras del presidente bastan para asegurar la continuidad de un entrenador al que también, sin duda, hay que pedirle responsabilidades a pesar del triste y perjudicial mercado de fichajes que ha dejado a su plantilla desfavorecida y a pesar también de las lesiones con las que ha comenzado un calendario que, la verdad sea dicha, no ha ayudado en absoluto dado la impronta de todos los rivales a los que se ha medido en este arranque un Cádiz CF ya de por sí lastrado por su directiva y dañado por las lesiones.

Le salva al Cádiz CF, y a Sergio, que pese a comenzar de la forma que lo ha hecho, la distancia con el puesto que da derecho a respirar no es ni mucho menos insalvable . Cuatro puntos, que son los que tienen el Getafe de Quique Sánchez Flores y, precisamente, el Valladolid, próximo adversario que espera a la vuelta de la esquina.

Con cuatro puntos hay mucho más equipos, comenzando por el Sevilla y acabando por el Almería sin olvidarse del Espanyol. Por su parte, el Elche tampoco está para echar cohetes puesto que tan sólo ha sumado un punto de los 15 que ya se han disputado.

Pero, ¿fue normal la respuesta de Vizcaíno a la prensa cuando se le cuestionó a su entrenador? Pues relativamente, sí. Es cierto que Vizcaíno no es de esos presidentes que toman este tipo de decisiones a la ligera. En su día, cuando destituyó a Cervera, meditó mucho el paso a dar, sin embargo, después manifestó a la prensa que se arrepintió de no habérselo cargado antes.

Con Sergio pasa algo que no es comparable con Cervera . Para empezar, su figura no es tan alargada como la de su antecesor, por lo que destituirlo no le llevaría ni la mitad de dolores de cabeza que pasó con el señor de las gafas. Parece claro que haga lo que haga el equipo en Valladolid, sujetándonos a sus propias declaraciones de hace una semana, el puesto de Sergio no corre peligro. Pero esto es fútbol, y Vizcaíno es Vizcaíno...

Nadie en el club -según dice su máximo mandatario- está viendo perfiles de otros entrenadores.Algo que no deja de ser irreal puesto que cualquier dirección deportiva que se precie siempre debe estar al tanto del mercado y de las situaciones de jugadores o entrenadores por si se tuerce cualquier cosa. Y el equipo, que se diga, no es que vaya muy centrado en estos primeros pasos en su competición doméstica.

Sergio no es nuevo en esto, pero una medida para saber si se encuentra cuestionado o no será ver el once que ponga ante el Valladolid. Si pone toda la carne en el asador sin importar el periodo de adaptación de jugadores que acaban de salir de una lesión -caso de Alcaraz, por ejemplo- será una señal de que se encuentra entre la espada y la pared. Que no, pues lo contrario. En todo caso, tiempo al tiempo, que diría el otro.

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