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Cádiz CF

Hombre inmóvil en el Cádiz CF

Hasta siete jugadores con contrato siguen sin dejar sitio en una plantilla que necesita aligerarse de peso físico y mental

Chris Ramos, en el mercado

Alcaraz, en El Rosal, con Sobrino detrás- ccf

A. C.

Cádiz

Hasta ocho incorporaciones lleva el Cádiz CF 25/26 hasta la fecha. Sin duda, el trabajo de Juan Cala y su departamento está dando sus frutos aunque con un 'pero', la operación salida. Y lo saben. Bueno, más bien, lo sabían. Lo sabían desde el justo momento en el que se dan cuenta que no puede seguir estirando la mentira que no engañó en Segunda en el año del reencuentro con una categoría en la que los recién descendidos con Pellegrino dieron señales más que evidentes de que se fueron al pozo por méritos más que propios.

Nada como este primero de agosto para recordar al área deportiva que tan importante es traer refuerzos a su entrenador como restarle todas aquellas taras que siguen generando protesta y sopor en una afición cadista que cuenta los días para que todos aquellos jugadores amortizados desde hace un tiempo puedan vestir una camiseta que no sea la del Cádiz CF a pesar de tener contrato en vigor.

Rubén Alcaraz, Fede San Emeterio, Rubén Sobrino, Brian Ocampo, Gonzalo Escalante, José Antonio Caro y Paquito Mwepu sobran. Todos ellos tienen contrato, sí, pero sobran. Por sobrar, también sobraba Fali, pero al gitano -¡con contrato hasta el el 28!- le bastó con abrir la boca para regalar los oídos de los más ingenuos y ganarse el respaldo de una directiva que ya cuenta con él después de sus dos últimas y desastrosas temporadas.

Y si sorprendió la sumisión al central del club gaditano, más lo pudieron hacer las renovaciones de dos jugadores que cumplían contrato como Iza y Álex. El portuense renovó dos y el madrileño uno; ambos han hecho méritos para ser respetados por la afición, los mismos para entender que su aventura gaditana debería haber acabado aprovechando que el río pasa por las puertas del club.

Con todo y con eso, por delante queda un mes de agosto en el que Vizcaíno deberá resolver los contratos de jugadores que no parecen estar haciendo todo lo que está en sus manos para buscar un destino. Ni que decir tiene que tras su decaimiento en el rendimiento al club llegan tantas ofertas por ellos como nuevos socios a las taquillas.

Por partes. A uno de los primeros que se le dijo que el club ya no contaba con él fue al mediocentro Alcaraz, con contrato hasta el 26. Llegado al club gaditano en el mercado de invierno de la 21/22, el catalán fue una pieza clave en la permanencia en Primera conseguida en Vitoria en la última jornada de Liga y con Sergio al frente del equipo. Poco a poco, Alcaraz se ha convertido en una sombra de lo que fue y el equipo, con él en el campo, se mueve tan lento que desespera.

Otro que llegó en la misma etapa, y también del Valladolid, fue su compañero Fede San Emeterio, también con contrato hasta el 26. La trayectoria del ex del Granada se parece mucho a la de Alcaraz, si bien en su caso ha tenido que ir soportando los dolores crónicos en una rodilla que no termina de ser la que fue.

Un año después llegó otro mediocentro, en este caso, el argentino Gonzalo Escalante. Este capítulo cabrea mucho más a la masa social cadista que los dos anteriores puesto que el ex de la Lazio renovó justo después de ser partícipe en la permanencia en Primera en la 22/23. Como es sabido, llegó cedido en enero del fútbol italiano y desde muy pronto se convirtió en un baluarte del once de Sergio. Nada más terminar dicha temporada, y en mitad de las mieles de la salvación, el Cádiz CF le hacía un contrato hasta el 26. Y a dormir.

Mismos derroteros corre el uruguayo Brian Ocampo, que desde que llegó en agosto del 22 no se ha acercado ni por asomo a las expectativas creadas con su fichaje. El extremo charrúa cumple en junio del 26 y aunque en el club se sigue confiando en su calidad, pesa más la impaciencia de una afición cansada de sus desconciertos. Al internacional celeste se le busca salida para no regalarlo, pero muchos se temen que a nadie se podrá convencer y que no habrá otra que traerlo al redil para que de una vez por todas pueda demostrar que no se trata de un prototipo del engaño.

Más fáciles parecen las salidas de los dos últimos. El primero es el arquero Caro, de los pocos que quieren facilitar las cosas con tal de de volver a ponerse bajo palos y no sentarse en el banquillo al que le ha enviado David Gil, que por lo que se ve hasta el momento va a volver a ser el elegido para la portería cadista. De momento, el ex del Burgos, con contrato hasta el 26 también, no ha traído ninguna oferta relevante y ya se sabe que el tiempo corre en contra de los porteros en las pretemporadas. El otro que no debería tener sitio en el primer plantel de Garitano es Paquito Mwepu, que fue operado a final de la temporada pasada. Al delantero le queda un año de contrato y su situación no es fácil de resolver.

Así están las cosas en una plantilla que necesita aligerar peso y que muy probablemente lo hará a partir de la fórmula Cádiz, es decir, que todo acabe en un juicio como tantos otros que ya se han visto. La rescisión de contrato para situaciones estancadas tampoco ha de darse por descartada tal y como sucedió con Matos y Melendo, que se fueron al Ceuta y al Shangai Port chino una vez rescindidos con el Cádiz CF.

Hasta el momento, los únicos futbolistas que han salido religiosamente por la puerta fueron Zaldua y Carlos Fernández, el primero por acabar su contrato y el segundo, su cesión.

Siete hombres inmóviles hay en un Cádiz CF con overbooking para lamento de Gaizka Garitano.

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