Cádiz CF
Cambios para señalar, para advertir, para ejemplarizar, para corregir, para refrescar y hasta para imponer
Garitano realizó ante la Cultural dos cambios antes del descanso en lo que fue visto por muchos como una medida de castigo que no fue tal, o no tanto
Garitano se cita con Garitano en Córdoba
Cádiz
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Iniciar sesiónAllá por los 90 los entrenadores solo tenían dos cambios para todo el partido, dos. Se dice pronto. De aquello ha pasado mucho tiempo, pero no lo suficiente para que la mayoría de los entrenadores de hoy no lo recuerden. Uno de ellos es Gaizka Garitano, que nació en el 75, por lo que a sus cincuenta palos debe saber muy bien lo que ello significaba. Por eso, tener a su disposición en la actualidad hasta cinco -más uno extra solo por conmoción cerebral- es todo un privilegio para poder reconstituir su equipo cuantas veces quiera.
Sin embargo, y es mayoría, los entrenadores actuales no quieren, no saben, no pueden o no quieren ver los altos beneficios que debe suponer usar alguno de ellos para apercibir a jugadores, llamarles la atención, amonestarlos, castigarlos o dar cuantos golpes en la mesa se quieran dar gracias a poder renovar hasta en un cincuenta por ciento el equipo de campo que se ha sacado de inicio.
Este pasado domingo, ante la Cultural, Garitano decía en rueda de prensa que era la primera vez en su carrera en los banquillos que hacía un doble cambio antes del descanso. Recordemos. Su Cádiz CF se había adelantado, afortunadamente, a la Cultural con un gol de Efe Aghama. En efecto, el enésimo espejismo pronto se convertiría en triste realidad y el conjunto leonés no tardaba en empatar llevando justicia al electrónico. Una semana más, el equipo amarillo se iba hundiendo conforme pasaban minutos a la vista de un entrenador que se desesperaba en el área técnica. Producto de esa desesperación, Garitano ordenaba un doble cambio, aún con el 1-1 en el marcador, aunque tuvo que efectuarlo finalmente cuando ya el 1-2 campaba en el simultáneo y Brian Ocampo y Moussa Diakité mostraban sus tacos al cuarto árbitro para reemplazar a Iuri Tabatadze y 'Yosu' Diarra, que pagaban el pato. Corría el minuto 38. ¿Sirvió de algo? A medias.
A la salida de los vestuarios, Roger reemplazaba a Efe y más adelante, en el 68' y en 76', García Pascual salía por Dawda Camara y Ortuño dejaba su sitio a Ontiveros para finiquitar los cinco cambios. Pero, ¿por qué esos dos cambios que hizo en señal de impotencia no los realizó una semana antes en Almería?
Fue el propio Garitano el que aclaró que el doble cambio de Tabatadze y Diarra no significaba, nada más lejos, que un señalamiento a estos dos jugadores porque si por él fuera «hubiera cambiado a ocho», dijo en la posterior rueda de prensa en la que repasó un encuentro para olvidar. No obstante, igual sí tuvo la oportunidad de ejemplarizar para que sus pupilos tomasen buena nota una semana antes, en el Juegos Mediterráneos de Almería, donde su equipo no salió para nada mal y hasta se pudo poner por delante en el marcador de no ser por la torpeza, primero, y el egoísmo, después, del joven José Antonio de la Rosa, que como todo cadista recuerda dispuso de una magnífica ocasión que entregó a las manos del portero sin querer percatarse, antes, de la buena disposición de hasta dos compañeros para empujar el balón a gol. Minutos después era su compañero en la retaguardia Pelayo el que hacía otro regalo al Almería al entregar a su delantero un balón que supuso el primero de los tres goles que le caerían a un Cádiz CF demasiado consentido por un entrenador que llegó tarde ante la Cultural.
La pregunta que hay que hacerse es si en el hipotético caso que Garitano hubiera cambiado a De la Rosa en cuanto el chaval se permite el lujo de perdonar lo imperdonable sus compañeros hubieran aprendido la lección y, por ejemplo, a Pelayo no se hubiera ocurrido a sacar el balón creyéndose Baresi de la forma en que lo hizo. Como es obvio, no puede saberse, pero lo que sí es fácil de imaginar es que si en la banda hay un entrenador que no consiente faltas de atención o atrevimientos descarados que cuestan goles el personal estaría mucho más enchufado de lo que se le está viendo últimamente. ¡Que son cinco cambios, hombre! Cinco. Qué menos que darse el gusto de imprimir carácter con uno de ellos. ¡Ay si a Camacho, Aragonés y tantos otros le hubieran dando cinco! Eso, por no hablar de que a los pocos minutos de un partido se ve como el lateral de turno las va a pasar canutas todo el partido con su pareja de baile o el talentoso de marras no va a tener su tarde. En este caso, rectificar sería de sabios.
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