ESPAÑA

Rajoy recomienda a Mas que use la «imaginación»

El jefe del Ejecutivo insiste en que no habrá referéndum y anima al presidente catalán a encontrar salidas legales

MADRID. Actualizado: Guardar
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Nunca, por más que aumente la presión, aceptará el jefe del Ejecutivo la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Ese es el mensaje que, desde hace meses, repite Mariano Rajoy a cada intentona de nacionalistas e independentistas. Pero con el respaldo del 86% del Congreso, tras la votación del pasado 8 de abril, lo dice si cabe con más fuerza. «Ahora les corresponde a ustedes decidir qué quieren que hagamos. Saltarse las normas el presidente del Gobierno no puede -insistió ayer durante la sesión de control en el Senado-; por tanto... imaginación».

El Ejecutivo ya había dejado claro hace poco más de una semana, tras la última reunión del Consejo de Ministros, que en tanto el presidente de la Generalitat no renuncie al empeño de celebrar su consulta no cabe ningún tipo de diálogo. Y, de hecho, a pesar de que tanto Rajoy como la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, viajan mañana y pasado a Barcelona, la Generalitat ha descartado ya que vaya a haber contacto directo o indirecto alguno. Con su último mensaje, sin embargo, el jefe del Gobierno va algo más allá porque de alguna manera endosa en exclusiva al gobernante catalán la tarea de encauzar el ansia independentista que, según la última encuesta del Centre d'Estudis de Opinió (el CIS catalán), alcanza al 60% de los ciudadanos de aquella comunidad autónoma.

Rajoy insistió en que ha hecho todo lo que estaba en su mano para mejorar la situación de los catalanes y del resto de los españoles en un contexto de grave crisis económica. Y frente a los reproches del senador nacionalista Josep Lluis Cleríes, volvió a poner sobre la mesa las ayudas financieras destinadas a las autonomías en apuros para que pudieran hacer frente al pago de proveedores y sortearan la sequía del crédito producida por el veto de los mercados. Cleríes, por su parte, le echó en cara un supuesto afán «recentralizador», las exigencias de austeridad a las comunidades, a su juicio, desequilibradas en relación con el gasto de la Administración General del Estado y la Seguridad Social, y los ataques a la política lingüística.

Pero, sobre todo, ironizó con la declaración de amor que Rajoy hizo a Cataluña en el pleno sobre la transferencia de la competencia para realizar referendos. Y volvió a la carga. «Un 80% de la Cataluña real quiere votar para decidir su futuro; si aman Cataluña -reclamó- atrévanse a dejarles hacerlo».

El presidente replicó que es su obligación defender el respeto a la ley. Y acusó a CiU de no adoptar una posición favorable al diálogo. «El afecto -remarcó- no me nubla la conciencia ni me impide ver las cosas con claridad».