Manel Nadal y Pia Bosch, dos de los miembros del PSC que han presentado su dimisión. :: ROBIN TOWNSEND / EFE
ESPAÑA

La dimisión de diez dirigentes del PSC profundiza el cisma del partido

Los catalanistas, molestos por el desmarque de Pere Navarro con la consulta, sitúan las siglas socialistas al borde de la ruptura

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), convertido en un polvorín, camina irremediablemente hacia la fractura. La explicación está en la doble visión que hay en el seno de la formación sobre cómo se debe afrontar la cuestión catalana. La dirección, encabezada por Pere Navarro con el apoyo de los barones metropolitanos, ha apostado por desmarcarse del proyecto independentista y por acercarse al PSOE, mientras que el sector crítico, el más catalanista y el minoritario del partido (en torno al 20-25%), defiende que el PSC apoye el proceso soberanista.

Esta discrepancia irresoluble llevó ayer a diez miembros de la ejecutiva del partido en Gerona, todos adscritos al sector crítico y más soberanista, a presentar su dimisión. Entre los que han desafiado a la cúpula socialista está Joaquim Nadal, exconsejero durante el tripartito, exportavoz de la Generalitat y uno de los pesos pesados del ala catalanista. Su hermano, Manel, explicó las razones del cese: la «deriva» de la dirección repecto al proceso soberanista y el «secuestro» al que a su juicio ha sometido al partido.

Desde 2012, han dimitido 19 miembros de la ejecutiva en la provincia, por lo que los críticos reclaman un congreso extraordinario, al entender que ha renunciado más de la mitad de la dirección. En cambio, desde la cúpula aclararon que la ejecutiva está integrada por 44 miembros, incluidos los vocales. La dirección del socialismo de Gerona, afín a Navarro, entiende además la decisión de los dimisionarios como una maniobra «caciquil» de Nadal (presidente de la federación gerundense) y de los catalanistas para evitar las primarias y poder colocar a su candidato para la alcaldía de Gerona, Pia Bosch. Sin embargo, el fondo del episodio es mucho más profundo.

Gerona es una de las plazas díscolas del socialismo catalán. A esta agrupación pertenece Marina Geli, también exconsejera en el Gobierno tripartito y que está pendiente, junto a otros dos diputados -Nuria Ventura, Joan Ignasi Elena- de la resolución del comité de garantías del partido que debe decidir qué sanción les impone. En enero, fueron apartados de manera temporal de sus funciones como diputados y como dirigentes del partido por no seguir las órdenes de la formación (por segunda vez) en una votación sobre la consulta soberanista.

Los tres corren el riesgo de ser expulsados del grupo socialista y como ya han advertido miembros del ala soberanista esta decisión supondría la fractura del partido, eje central de la política catalana desde la Transición y hasta ahora ejemplo de convivencia entre catalanistas y socialistas de tradición española.

Ernest Maragall, hermano del expresidente de la Generalitat, fue el primero en abandonar el partido en 2012 para fundar uno nuevo pero para las europeas se ha aliado con Esquerra Republicana. Le siguió Toni Comín. Otros históricos como Montserrat Tura o Antoni Castells amagan con dejar las siglas del PSC. Un partido que tendrá en los próximos meses dos o tres pruebas de fuego: la consulta del 9-N, si se celebra; las municipales, donde ya podría haber listas separadas entra las dos almas. Pero antes, avisan fuentes del partido, queda el reto de las europeas, el 25 de mayo.

Daño al PSOE

La ruptura del PSC tiene su importancia a escala nacional por el papel bisagra que juega en la actualidad la formación entre los soberanistas y los españolistas. Un debilitamiento de los socialistas reduciría posiciones en ese ámbito moderado de la política catalana que busca fórmulas para un nuevo encaje de Cataluña dentro de España. De hecho, desde la dirección acusaron a CiU y ERC de alentar las dimisiones para «desestabilizales» y decantar la balanza de cara a la consulta.

La fractura socialista tendría además una segunda lectura en clave nacional, en este caso en lo que afectaría al PSOE. Los socialistas nunca han conseguido llegar a la Moncloa sin una victoria en las cuatro provincias catalanas por parte del PSC. Y con un partido muy debilitado en Cataluña, ese objetivo se antoja a día de hoy una quimera, pues los socialistas catalanes (tercera fuerza del Parlamento catalán) se sitúan en las encuestas como cuarta o quinta fuerza, superados por CiU, Esquerra, Ciutadans y hasta Iniciativa per Catalunya.