Francisco Álvarez-Cascos sube a un automóvil tras acabar, ayer, su declaración, escoltado por la Policía. :: IGNACIO GIL
ESPAÑA

Cascos y Arenas admiten el descontrol de las cuentas del PP pero niegan pagos en B

Declaran ante el juez Ruz desconocer la contabilidad paralela y descargan en Lapuerta la gestión de las donaciones El sucesor de Bárcenas en la gerencia reconoce cobros en negro que no declaró a Hacienda

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Dos de los prohombres del PP en sus 24 años de vida, Francisco Álvarez-Cascos y Javier Arenas, pasaron ayer de puntillas en la Audiencia Nacional sobre el fondo del 'caso Bárcenas', la supuesta contabilidad secreta de los populares. Ambos recurrieron a la técnica de la amnesia para «no recordar» las cuestiones más espinosas de las acusaciones y «negar» o «rechazar» las imputaciones vertidas contra ellos por el extesorero Luis Bárcenas, en prisión preventiva.

Tanto Cascos como Arenas negaron la existencia de una contabilidad secreta en el partido, al menos en los años en los que ambos fueron secretarios generales, entre 1989 y 2003, y en diferente tono pero con igual fondo -Arenas reiteró un rotundo «jamás»- rechazaron que hubieran cobrado sobresueldos en negro de manos de Bárcenas, tal y como consta en sus apuntes contables y declaró el extesorero el 15 de julio.

Tres fuentes jurídicas distintas presentes en el interrogatorio hablaron de testimonios que por momentos parecían solaparse, con las mismas respuestas a idénticas preguntas. El sumun de la coincidencia llegó a la cuestión concreta de una acusación: ¿y usted, como secretario general y 'numero dos' del partido, no deberían haber supervisado el trabajo de la tesorería? Entonces, tanto Cascos como Arenas, cada uno en sus comparecencias, vinieron a decir que no lo hicieron.

Sus argumentos fueron que no existía protocolo alguno respecto de las donaciones, que no sabían si los benefactores anónimos eran adjudicatarios de obra pública y que no pueden constatar que se cumpliera la ley de financiación de partidos, más allá de que el Tribunal de Cuentas nunca puso pegas.

En la asunción de este descontrol de la supervisión de la actividad de la tesorería del PP, pese a que ellos eran máximos responsables internos, apuntaron que la persona competente entre 1989 y 2003 era «Álvaro Lapuerta», imputado en el 'caso Bárcenas' y hombre fuerte de las finanzas de los populares durante 20 años, al que nunca preguntaron si dicho control existía en el partido.

«Arisco y tenso»

Cascos declaró como testigo durante dos horas ante el juez Pablo Ruz, llegó solo al tribunal y portaba una prominente bandolera marrón donde llevaba, que se sepa, papeles sobre su declaración de la renta e informes del Tribunal de Cuentas por si la cosa se ponía fea.

«Arisco, tenso y un pelín nervioso», observaron dos abogados, el juez le tuvo que llamar la atención para que atendiera con corrección a la pregunta de un letrado. Fue después de afirmar que «no le constaba» haber recibido un sobresueldo de 412.390 euros entre 1990 y 2004, según los papeles de Bárcenas.

Una de las sorpresas de su declaración fue cuando, en línea con la desmemoria generalizada, aseguró que llegó a compatibilizar el cargo de secretario general con el de tesorero entre 1990 y 1993, tras ser inhabilitado Rosendo Naseiro y hasta que fue designado Álvaro Lapuerta, antecesor de Bárcenas.

El juez intervino en un momento de la declaración para que no contestara a las preguntas cuya respuestas podrían incriminarle, ya que acudió como testigo. La primera fue si cobró un sobresueldo en dinero negro en su etapa como ministro de Fomento (2000-2004), algo prohibido por la Ley de Incompatibilidades; la segunda tras admitir que en el PP existió una comisión de infraestructuras y que él participó en alguna reunión. La razón es que este órgano está siendo investigado por Ruz y el actual presidente de Foro Asturias fue ministro del ramo.

Reuniones con Bárcenas

Arenas, en cambio, compareció durante una hora y media tras llegar a la Audiencia Nacional entre gritos de «ladrón y sinvergüenza», y acompañado de un séquito de tres asesores en un coche del partido. Uno de ellos era abogado del PP. Ruz no le permitió la entrada en la sala.

El vicesecretario no reconoció los 234.320 euros que aparecen a su nombre en los apuntes de Bárcenas entre 1990 y 2011, pero dio detalles sobre su presencia en una reunión de marzo de 2010 con Rajoy, Bárcenas y su esposa Rosalía Iglesias. Solo recuerda que se habló de que el extesorero mantuviera su despacho en Génova y el coche del partido.

El político andaluz también reconoció una reunión celebrada con Bárcenas en el restaurante Oriza de Sevilla, en diciembre de 2012, poco antes de que se descubriera su fortuna en Suiza, aunque señaló que se produjo en «términos amistosos», según fuentes judiciales.

En una línea radicalmente diferente para el devenir del caso se desarrolló la comparecencia de Cristóbal Páez. Era el tapado del día, ya que fue nada menos que gerente del PP tras la imputación de Bárcenas y despedido tras permanecer en el cargo entre 2009 y 2010.

Páez, uno de los mejor pagados en Génova, admitió la posibilidad de que hubiera una contabilidad B en el PP y de hecho reconoció, este sí, haber recibido 12.000 euros en billetes de 500 euros como «gratificación» que no declaró a Hacienda, según fuentes judiciales. De la misma forma, aseguró que cobró en B -«algo que le pareció raro», afirmó- trabajos de asesoramiento para el partido entre 1986 y 1996. Paéz admitió que guardó la carpeta azul de Bárcenas con la supuesta contabilidad secreta durante las semanas posteriores a su imputación en 'Gürtel'.