Un miembro de la oposición armada siria camina por un barrio de Alepo destruido por los ataques. :: AHMED JADALLAH / REUTERS
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El jefe de la Policía militar abraza la revolución siria

Abdelaziz al-Shalal denuncia que el Ejército se ha convertido en bandas asesinas, cada vez más cercanas por el empuje de los rebeldes

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Casi dos años después del estallido revolucionario las deserciones de figuras militares o políticas siguen siendo contadas en Siria. El último en sumarse a la lista es el general Abdelaziz al-Shalal, máximo responsable de la Policía militar de Siria, el nombre de más alta responsabilidad en las fuerzas armadas que decide unirse a la «revolución del pueblo», según sus propias palabras en la confesión grabada en un video emitido por el canal saudí Al-Arabiya. «El Ejército se ha apartado de su misión principal que era proteger el país y se ha convertido en bandas que asesinan, destruyen ciudades y pueblos, y cometen masacres entre nuestro pueblo inocente, que ha salido para pedir libertad», afirmó Al-Shalal en esta grabación que salió a la luz cuando ya se encontraba en un lugar seguro en Turquía, según declararon fuentes del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal órgano político de la oposición en el exilio.

El CNS aseguró que Al-Shalal llevaba tiempo cooperando con la revolución desde su puesto de mando hasta que decidió abandonar el país. Esta deserción se hizo oficial al mismo tiempo que el ministro del Interior, Mohamed Ibrahim al-Shaar, anunciaba su regreso a Damasco tras recibir tratamiento en la vecina Beirut por las heridas sufridas en el atentado con bomba sufrido a comienzos de mes. Pese a su posición de responsabilidad, la salida de Al-Shalal no parece que pueda tener un efecto directo en la guerra diaria del país. Con cada vez más partes del país fuera de su control y Damasco cercado por poblaciones bajo el mando de los grupos armados de la oposición, el régimen intensifica los contactos diplomáticos. El enviado de la ONU, Lajdar Brahimi, se encuentra en Damasco y en las próximas horas pondrá rumbo a El Cairo y Moscú para reunirse con representantes de la Liga Árabe y el Gobierno ruso, el gran aliado que le queda a Bashar el-Asad.

Mientras, en la capital de Rusia está ya el 'número dos' de la diplomacia siria, Faisal Makdad, lo que hace ganar fuerza a las filtraciones de los últimos días sobre una posible negociación abierta que contaría con el visto bueno del Kremlin y la Casa Blanca. Un proceso cuyo objetivo sería poner fin al poder de El-Asad a través de la puesta en marcha de un proceso de transición.

Ante el repliegue progresivo de efectivos sobre el terreno, el Ejército recurre a los bombardeos como único recurso para mantener la presencia. En los últimos días se han repetido los ataques sobre zonas civiles con fuerte presencia de grupos armados de la oposición y ayer fue el turno de Al-Qahtaniya, en la provincia norteña de Al-Raqqa, fronteriza con Turquía, donde al menos veinte personas murieron, entre ellas niños y mujeres, por los bombardeos, según la oposición.