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Los padres del éxito del San Fernando

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Aseguran que el éxito tiene muchos padres y el fracaso ninguno. En San Fernando dan fe de la certeza de la primera parte del axioma. La excelencia azulina descansa sobre todos sus progenitores. Todos ellos han sumado para definir esta operación matemática: el equipo isleño es líder del grupo IV de Segunda División B con 31 puntos y acumula diez jornadas sin perder (solo ha sufrido dos derrotas).

Los números avalan el magnífico trabajo de todas sus piezas en esta máquina perfectamente engrasada. Pero son simplemente eso, cifras. Difíciles de manipular, fáciles de interpretar, pero frías. En un análisis más profundo, se aprecia cómo las distintas fuerzas de la entidad han colaborado para alcanzar el equilibrio. El modesto San Fernando, recién ascendido y que hace dos años y medio jugaba en Primera Andaluza, es el mejor equipo en un grupo con entidades históricas como Cádiz, Albacete, Jaén o Cartagena. Estas son las cinco claves que han llevado al conjunto isleño a rozar la perfección.

Una gran plantilla con buenos jugadores pese a la carestía

Para elaborar un buen plato hasta el mejor cocinero necesita buenos ingredientes, no puede hacer nada sin ellos, y la dirección deportiva hizo un trabajo excepcional durante el verano. Es en julio y agosto donde se fraguan los éxitos y los fracasos. Natanael Cano 'Canito', codo a codo con el entrenador Pepe Masegosa, el presidente Daniel Luna y el director general Manolo Leira, ha configurado un plantel con buenos jugadores que han formado el mejor grupo. Unos con más nombre (Antoñito o Juanse), otros con menos (Eder), veteranos (Borrego y Verdú) y jóvenes (Cristian), manteniendo lo bueno (Ñoño, Carrión...) y siempre mirando por el conjunto. Conscientes del momento crítico del fútbol actual, de los problemas económicos que hace nada llevaron al club a la desesperación, y mirando hasta el último céntimo, han confeccionado un plantel para estar arriba.

Recién llegado, Masegosa saca el máximo jugo a sus pupilos

Pepe Masegosa podría estar horas y horas hablando de fútbol. Es un técnico actual y actualizado, meticuloso, que intenta controlar todo lo que ocurre dentro y fuera del vestuario. Con dedicación exclusiva y una altísima exigencia, ha sabido conjugar todos esos buenos mimbres que tiene. En lo táctico no tiene un perfil claro ni un esquema definido, pues trata de jugar con sus virtudes y también con los defectos del rival. Por ello resulta casi imposible acertarle un once, sorprende en cada alineación (le cuesta repetir) a periodistas, jugadores y también a los adversarios. Es difícil meterle mano pues maneja muchas alternativas. Falso 9 ante el Cartagena al tener dos arietes lesionados, laterales como interiores en Sanlúcar, y movimientos que sorprenden para que finalmente le acaben dando la razón. Al principio de temporada con un juego más directo y ahora más elaborado.

Pero si en algo destaca Masegosa esta temporada es que ha sabido sacar el máximo jugo a sus chicos, explotar su potencial y mantenerlos enchufados. Amén de los cambios, pues sabe leer los encuentros a la perfección. Ya se habla de la flor de Masegosa, de que todo le sale bien. Una vez puede ser suerte, ¿pero tantas?

Unión y compromiso de un grupo con plena confianza

Los jugadores son buenos de por sí, pero el grupo les ha hecho mucho mejores. Casi todos se encuentran en su mejor momento, en plena madurez futbolística, y están enchufados al máximo. El vestuario ha unido fuerzas, no hay fisuras, y su compromiso con este deporte les permite liderar la tabla ante rivales con más nombre. El viento sopla a favor y les ha otorgado la confianza necesaria para atreverse con todo. Y todo les sale. No dan un partido por perdido y logran hazañas imposibles, como la remontada del domingo ante La Roda. Ñoño, Verdú o Sambruno, por poner tres ejemplos bien diferentes en cuanto a momentos, dan un rendimiento brutal, por encima de lo esperado. Masegosa ha conseguido que en esta plantilla corta nadie se sienta titular ni suplente. Y es una realidad porque cada semana le puede llegar la oportunidad a uno de ellos, y no la pueden desaprovechar.

La exigencia se encuentra con la mejor respuesta

En las primeras jornadas escoció la excesiva exigencia de la afición isleña. El San Fernando ha pasado de Primera Andaluza a Segunda B en un abrir y cerrar de ojos. Pero la hinchada azulina es muy exigente, y al principio mostraba su descontento por el juego del equipo y los resultados. Hasta que llegó la primera victoria, y luego la segunda. La plantilla ha respondido de la mejor manera a la exigencia cañaílla y ahora la comunión es perfecta. Cada vez hay más público en Bahía Sur, más camisetas azules fuera de La Isla, y apoya hasta el final sabiendo que este grupo se lo merece.

La suerte del campeón ha sido clave en momentos decisivos

El que trabaja mal está condenado, pero el que lo hace bien siempre necesita esa pizca de suerte para respaldar su labor en este mundo del fútbol. El San Fernando ha tenido esa fortuna en momentos puntuales, la que llaman 'del campeón'. Esa dinámica positiva ha propiciado remontadas imposibles, goles inesperados, paradas enormes y victorias labradas con tesón, trabajo, y la compañía de la Divina Providencia. En La Isla todo funciona, hasta la suerte.