De izquierda a derecha, los acusados Daniel Pastor, Beatriz Etxebarria e Íñigo Zapirain. :: P. CAMPOS / EFE
ESPAÑA

«Torturadores, fascistas, me dais asco»

La juez expulsa a tres etarras que insultaron a un testigo y al tribunal, y ordena el desalojo del público entre gritos a favor de ETA

MADRID. Actualizado: Guardar
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Se juzgaba el intento de asesinato con una bomba lapa del escolta Gabriel Ginés, ocurrido en Bilbao en octubre de 2007 y del que se salvó milagrosamente, pero al final el protagonismo se lo llevaron sus presuntos verdugos.

Ocurrió ayer en la Audiencia Nacional. Declaraba como testigo un guardia civil que asistió al interrogatorio de los tres supuestos etarras del 'comando Otazua' después de su detención en marzo de 2011 cuando comenzó el altercado. El agente relataba al tribunal que los arrestados testificaron «libre y voluntariamente» y confesaron su participación en los hechos juzgados cuando uno de los acusados, Daniel Pastor, quien según el fiscal puso la bomba en los bajos del vehículo del escolta, comenzó a insultar al testigo.

Ambos se encontraban en el interior de la sala, apenas separados por cuatro metros de distancia y un biombo, ya que el guardia civil es testigo protegido. La presidenta del tribunal, Teresa Palacios, conminó al acusado a guardar silencio y luego ordenó a los cuatro agentes de custodia a introducirlos en el habitáculo blindado.

Entonces, Pastor comenzó a resistirse, lo que suscitó el apoyo de los otros dos procesados, Iñigo Zapirain y Beatriz Etxebarria. La respuesta fue inmediata. La juez reclamó más refuerzos policiales. En ese momento, una decena de personas entre familiares y amigos que se encontraban entre el público jalearon a los suyos. Se levantaron, se acercaron al cristal y con el puño en alto les gritaron «Jo ta Ke», «aúpa». Estas muestras de apoyo fueron respondidas por Pastor con un grito de «Gora ETA». «Aunque me pongas las esposas no me vas a callar. Me dais asco», espetó a los policías.

Anuncio de querella

La tensión iba en aumento y ante la posibilidad de que acabara en un incidente más violento la presidenta zanjó el asunto. Expulsó primero al público asistente de la sala y luego ordenó a los agentes que se llevasen a los acusados a los calabozos y que se continuara con el juicio sin su presencia.

Previamente, al comenzar el juicio, Pastor ya había lanzado un aviso a navegantes en su turno de palabra. No solo se negó a declarar, sino que tachó de «torturadores y fascistas» a los miembros del tribunal. Unas palabras que llevaron al fiscal Jesús Santos a pedir a la sala una deducción de testimonio para investigar un posible delito.

Además, dos asociaciones de víctimas del terrorismo, la mayoritaria AVT y Dignidad y Justicia, anunciaron una querella contra los acusados por enaltecimiento de la banda armada y reclamaron que se identifique al público que lanzó los vítores.

Tras estos altercados la vista oral continuó y la Fiscalía mantuvo su petición de condena para los juzgados. En total, 55 años de prisión por el intento de asesinato terrorista del escolta, que se encargaba de proteger al concejal socialista de Galdácano Juan Carlos Domingo.