ESPAÑA

Los peritos concluyen que el avión de Spanair se reparó «incorrectamente»

Los expertos designados por el juez dicen que los técnicos no identificaron la avería y recuerdan que la tripulación no configuró bien la nave

MADRID. Actualizado: Guardar
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El personal de mantenimiento de Spanair «no llegó a identificar la causa de la avería y despachó el avión incorrectamente». Esta es una de las conclusiones del informe final elaborado por el órgano pericial colegiado que investiga el accidente del MD-82 en el aeropuerto de Barajas, que causó la muerte de 154 personas en agosto de 2008.

Los peritos designados por el juez Juan Javier Pérez para investigar las causas del siniestro aseguran que los mecánicos hicieron una «interpretación propia» del manual de vuelo de la compañía y que, en su actuación, «prevaleció el criterio de reducir el perjuicio operativo, esto es, evitar retrasos, sobre el de resolver la avería» que pudo desconfigurar los sistemas de alerta de la aeronave.

Una conclusión por la que el juez mantiene imputados al técnico que atendió el avión, Felipe G. R., y al responsable de mantenimiento de Spanair en Barajas, Jesús T. A., a los que acusan de 154 delitos por homicidio imprudente y 18 por lesiones imprudentes.

Sobre este punto, los peritos judiciales destacan que el mecánico que trató el sobrecalentamiento de la sonda de temperatura del MD-82 «buscó la forma de anular dicha resistencia sin existir un procedimiento en los manuales que respalde tal acción».

En concreto, el mecánico rebajó la temperatura de la sonda con una bolsa de hielo y después desconectó el fusible CBZ29, una pieza que aparece «incorrectamente» señalada en el manual de vuelo y que favoreció «que se afrontara de manera incorrecta la resolución de la avería», según el informe que ya obra en poder del juez y que ha sido ratificado por siete de los ochos peritos, todos salvo un técnicos de mantenimiento.

Precisamente, el órgano pericial responsabiliza también del accidente a los manuales de vuelo del MD-82, redactados por el fabricante Boeing y autorizados por la Dirección General de Aviación Civil. Dicen que «induce a error» para el caso concreto de que se averíe la calefacción de la sonda cuando el avión está en tierra.

La asociación de técnicos de mantenimiento aeronáutico (Asetma), personada en la causa, siempre ha defendido que los imputados actuaron en función de estos manuales aprobados por las autoridades aéreas.

Pilotos

En el informe pericial tampoco se salva la tripulación, a la que atribuye una parte esencial del siniestro. Dice que no configuró «adecuadamente» el avión para el despegue pese a que era la responsable última de autorizar el vuelo.

Asimismo, sostiene que los pilotos no hicieron una lectura completa de la lista de seguridad previa a cada vuelo, ya que en un momento dado la tripulación interrumpió la lectura para atender la conversación con el control de rodaje de Madrid

Eso demuestra -dice el informe- que los pilotos vivieron una situación de «incertidumbrey preocupación» debido a la solución que los técnicos dieron a la avería.

Como es sabido, los pilotos no detectaron la configuración errónea del aparato porque el sistema sonoro de avisos TOWS no alertó de que los 'flaps' y los 'slats' -alerones que sustentan la aeronave y que permiten su despegue- no estaban desplegados.

Una disfunción que sigue siendo una incógnita para los peritos judiciales, que aseguran que «hasta el momento» no se ha podido determinar la causa de este fallo. Tampoco está clara la posible avería del relé R2-5 que hubiera explicado el error del sistema de avisos TOWS. Todas las pruebas realizadas hasta la fecha a este dispositivo no han dado resultado definitivos.

No obstante, los peritos consideran que el fallo de la alarma se podría haber evitado si a raíz del accidente de Detroit de 1987, en el que estuvo involucrado un MD-82, «se hubiera abordado con decisión la modificación del diseño del sistema».

Una de las novedades que introducen los peritos tiene que ver con la presencia en la cabina de una tercera persona cuando ocurrió el accidente. Se trata de Gabriel Guerrero Durán, técnico electrónico de comunicaciones y empleado de Spanair, que también murió en el accidente junto a la tripulación.

Esta persona fue precisamente la que puso en entredicho el arreglo que hicieron los mecánicos tras un primer intento fallido del despegue por el calentamiento de la sonda de temperatura. «¡Cómo van a quitar el relé!», exclama al copiloto. «La temperatura volverá a subir, es un parche lo que han hecho ahí», añadió.

Pese a ser una voz autorizada por sus conocimientos aeronáuticos, el informe pericial asegura que «las conversaciones (de los pilotos) sobre temas ajenos a la operación con una tercera persona distrae a la tripulación de la debida atención y concentración».