Editorial

Desgastado Zapatero Inestabilidad financiera

La economía atraviesa momentos que requerirían un liderazgo incuestionable

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La sesión de control al Gobierno, celebrada ayer en el Senado con la comparecencia del presidente Rodríguez Zapatero, dio lugar a un clamor de dimisión por parte de la bancada popular. La rectificación de su política a través de las medidas de ajuste presupuestario anunciadas la pasada semana no ha aumentado el crédito del presidente, y más aún tras la rectificación de la fecha de limitación al endeudamiento municipal. Los grupos de la oposición no han procedido a formalizar su abierta contestación, bien fuese mediante la presentación de una moción de censura, la exigencia de una cuestión de confianza o la demanda de una disolución inmediata de las Cortes, sencillamente porque no podrían unirse en torno a un candidato alternativo y, por distintas razones, tampoco consideran conveniente un adelanto electoral. Pero la insistencia en solicitar la dimisión de Zapatero está contribuyendo a que se cuestione su figura al frente del socialismo cuando éste no podría relevarlo sin que fuera una decisión suya y de efectos inciertos para el PSOE. Resulta paradójico que, en plena presidencia española de la UE, el desgaste de Rodríguez Zapatero aparezca, a la vez, como el efecto y la causa de la pérdida de confianza que afecta a nuestro país ante el resto de Europa. Al margen de las consideraciones más especulativas sobre si el presidente está acabado o no, lo cierto es que la economía española y el bienestar de los ciudadanos atraviesan momentos que requerirían un liderazgo más incuestionable. En cualquier caso, todo apunta a que España deberá sortear el momento más crítico que ha vivido su economía desde el ingreso en la Europa comunitaria con Rodríguez Zapatero en la Moncloa. El trámite de convalidación del decreto-ley que reúne las medidas de reajuste se producirá mañana mediante una única votación, que las someterá a convalidación o derogación en su conjunto. Es lo que, probablemente, salve al Gobierno de la derrota que sufriría su iniciativa si los diputados pudiesen pronunciarse respecto a cada una de las medidas. España precisa estabilidad política para superar la actual situación. Pero Rodríguez Zapatero no debería interpretar el sentido de responsabilidad con el que actúen otras fuerzas políticas como un respaldo político a su persona.

La bolsa bajó ayer nuevamente en la mayoría de los mercados europeos, y el Ibex llegó a perder más de un 5%, aunque remontó a última hora hasta el -4,03%. Es evidente que persisten las dudas sobre la evolución de la crisis fiscal en la UE y la exposición del sector financiero a las turbulencias se agrava en España por la necesidad de reformas. La intervención de CajaSur, lesiva para la credibilidad del sector financiero español, ha coincidido con las recomendaciones del FMI sobre la reforma de las cajas, uno de los pocos asuntos en que PP y PSOE han conseguido ponerse de acuerdo. La modificación de la ley de cajas prevista por el Gobierno incluye la despolitización de los órganos de dirección y la posibilidad de acudir a los mercados de capitales mediante cuotas participativas, una parte de las cuales tendría derechos políticos. El FMI sugiere ir aún más allá: que se conviertan en verdaderos bancos controlados por una fundación tenedora de las acciones, que llevaría a cabo la acción social que actualmente realizan las cajas y representaría el vínculo entre la institución y el territorio. Éste parece ser el camino más realista, que debería recorrerse cuanto antes.