El ministro de Finanzas griego, George Papaconstantinou, a su llegada ayer a la cumbre del Fondo Monetario Internacional en Washington. :: AP
Economia

Salgado cuestiona la recuperación mundial

La vicepresidenta teme que la supresión de las ayudas frene la salida de la recesión

WASHINGTON. Actualizado: Guardar
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La recuperación mundial podría frenarse si la retirada de los estímulos fiscales se lleva a cabo de manera inadecuada alertó ayer la vicepresidenta segunda del Gobierno y responsable de Economía y Hacienda, Elena Salgado. Sin embargo, es un riesgo que hay que correr. Sus declaraciones tuvieron lugar ante el Comité Monetario y Financiero Internacional, principal órgano asesor del Fondo Monetario Internacional (FMI). Tomó la palabra en nombre de la Unión Europea, al ostentar España la presidencia rotatoria durante el semestre.

Salgado omitió la crítica situación de Grecia, país que registra una deuda de 300.000 millones de euros y que ha pedido ayuda a la UE y al FMI. La ministra española señaló que todos los países europeos deben apretarse el cinturón y retirar los programas de estímulo fiscal «como muy tarde en 2011», aunque se mostró consciente de que la supresión de esas medidas tendrá un impacto sobre la recuperación. «La economía mundial podría experimentar otros período de debilidad una vez que los estímulos fiscal y monetario desaparezcan», añadió.

La política española se mostró optimista con respecto a la salida de la recesión, pero reconoció que la inversión es aún débil y el mercado de trabajo continúa sin recuperarse. El FMI prevé que la zona euro crezca un 1% en 2010 y un 1,5% en el próximo ejercicio, lo que sitúa a estos Estados entre los últimos puestos en la recuperación mundial.

La intervención de Salgado tuvo lugar con motivo de las asambleas de primavera del FMI y del Banco Mundial y del encuentro del G-20, que reúne a los ministros de Economía y gobernadores de los bancos centrales. Sobre la mesa está la reforma financiera, la evaluación de la salud de la economía mundial y la redistribución del voto en el Fondo para dar más poder a los mercados emergentes.

En su discurso, Salgado expresó el apoyo de la UE a la redistribución del poder en el seno del Fondo para reflejar mejor el peso de los países miembros en la economía mundial. El G-20 respalda una transferencia del voto «para los mercados emergentes dinámicos y los países en desarrollo de por lo menos el 5% de los Estados super-representados a los infra-representados».

Un asunto en principio externo, la crisis de Grecia, es el gran tema de preocupación de los ministros. El FMI teme el efecto contagio a otros Estados europeos. Un equipo de expertos se encuentra en Atenas junto con representantes de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo (BCE) y negocia los términos del acuerdo con las autoridades griegas. Mientras tanto, el titular de Finanzas del país helénico, Yorgos Papaconstantinou, se ha desplazado a Washington para mantener contactos bilaterales y agilizar el desembolso de los 45.000 millones de euros de ayuda a su país (30.000 de la UE y 15.000 del FMI).

Compromiso «enérgico»

Por su parte, el comité director del FMI aseguró que las señales de una reforzada recuperación son alentadoras, pero subsisten desafíos que deben ser enfrentados colectivamente. Los 186 miembros del FMI representados en el comité reiteraron igualmente su compromiso «enérgico» de los gobierno de garantizar unas finanzas públicas sostenibles y abordar los riesgos de la deuda soberana. Además, manifestaron su intención de aplicar políticas que lleven a una economía mundial «equilibrada y estable», al tiempo que evitan el proteccionismo.

El G-20 también instó a los países a elaborar estrategias creíbles de salida de los estímulos extraordinarios impulsados durante la crisis, a medida que la economía se recupera. La idea de imponer un impuesto global a los bancos fue uno de los capítulos más debatidos. Al final se impuso la visión más liberal: se trataría de una medida contraproducente en estos momentos de débil recuperación. Sin embargo, los ministros sí acordaron por unanimidad la necesidad de seguir avanzando en la regulación financiera, incluyendo un endurecimiento de los estándares de capital y de liquidez de los bancos.

Las reacciones no se hicieron esperar. Los principales bancos del mundo rechazan la imposición de gravámenes al sector financiero para pagar por futuros rescates y desincentivar la toma de riesgo. Mantienen que cualquier obligación financiera adicional no debe socavar su capacidad para proporcionar crédito que sostenga la recuperación, particularmente en un momento en el que incorpora nuevos requisitos sobre su nivel de reservas y liquidez, según aclaró el director generente del Instituto de Finanzas Internacionales, Charles Dallara, en una carta enviada al G-20. En su opinión, los gobiernos deberían acordar un sistema internacional para desmantelar grandes entidades financieras.