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Las propuestas de Dehaene...

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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El problema del distrito electoral Bruselas-Hal-Vilvorde data de 1963, cuando Bélgica fue dividida por una frontera lingüística que separaba a flamencos de francófonos. Inicialmente adaptable a las necesidades de la población, esa frontera devino inmutable por las demandas de los flamencos radicales y la reforma acometida en 2002 por el entonces primer ministro, Guy Verhofstad, no resolvió el problema sino que lo agravó. Los flamencos reclaman el final del bilingüismo en los cantones de Hal y Vilvorne, junto con otras adaptaciones, mientras que los francófonos reivindican los derechos de unas 200.000 personas de expresión francófona situadas en la periferia de Bruselas, que no pueden ejercer sus derechos ciudadanos en la lengua de elección, el francés, porque los flamencos no se lo permiten.

Al llegar al poder por segunda vez, hace 5 meses, Yves Leterme encargó la búsqueda de un compromiso a su correligionario político y ex primer ministro de Bélgica, Jean-Luc Dehaene. Este presentó el miércoles su propuesta, que contemplaba la escisión del distrito electoral, así como la de la demarcación judicial, a cambio de una flexibilización de las normas lingüísticas en la periferia de Bruselas y una mejora en la financiación de la capital, cuyas arcas están exangües.

Proponía además Deahene una nueva merma en el margen político de maniobra del rey, a quien comúnmente se considera el verdadero anclaje de la unidad del país.

Los francófonos echaron inmediatamente en falta, en la propuesta de Dehaene, la reclamada extensión territorial de Bruselas, que los flamencos niegan por principio, pues mantienen encorsetada a la capital, abrumadoramente francófona, en un territorio exiguo, sin posibilidad de expandirse por la periferia por imposición de la tan traída y llevada frontera lingüística.

La crisis coge con mal pie a la mayor parte de la clase política y a las fuerzas económicas y sindicales del país, que no desean más inestabilidad institucional en momentos económicamente tan difíciles como los presentes.