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Un momento de la conferencia de Santandreu en la Casa Pemán - FRANCIS JIMÉNEZ
CULTURA

«La gente está muy loca y, aviso, va creciendo el número»

Rafael Santandreu propone en los 'Encuentros de la Casa Pemán' las claves para mantener felices relaciones de pareja

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'Ser feliz en Alaska' es el título de la última obra de Rafael Santandreu pero, este lunes en los 'Encuentros en la Casa Pemán', no se descubrió esa fórmula. El psicólogo y escritor barcelonés prescindió de su libro en el ciclo que organizan la Fundación Cajasol y LA VOZ y regaló una sesión, una lección, una conversación sobre un tema en concreto que, en realidad, condensa gran parte de su método.

Un método para reprogramar nuestra mente y aprender a ser más felices. El éxito de la convocatoria del autor de 'El arte de no amargarse la vida' y 'Las gafas de la felicidad' fue indiscutible, en número -se llenó el aforo de la Casa Pemán una hora antes del inicio del encuentro- y en calidad.

Con un público más alegre, más rico, más satisfecho, al terminar una cita que se alargó con una firma de libros.

Rafael Santandreu desveló anoche las claves para lograr una gran relación de pareja, haciendo extensible estos consejos para la consecución de ese ideal a cualquier relación personal. Abundó en los conceptos que sustentan su obra, los de la psicología cognitiva, una corriente que, dijo, «puede sonar chocante».

Puede, y debe serlo, continuó, puesto que sin una «confrontación» no se aprende. A sus críticos o, simplemente escépticos, confesó: «No se trata de hacer todo lo que yo diga, sino de tener apertura mental. De poner en práctica algunos rasgos y observar cómo funcionan».

Con esta máxima se adentró el psicólogo barcelonés en las pautas necesarias para aprender a amar de verdad y a conseguir buenas y felices relaciones. La primera de ellas se entronca con lo que Santandreu llama el «collage de la amistad». Esto es, las relaciones se componen de elementos y ámbitos muy diferentes que, juntos, llenan. Por eso, una de las claves a la hora de lograr grandes relaciones sería «pedir lo que el otro te puede dar, no lo que no puede. Le pedimos a la gente que sea perfecta, pero nadie lo es. Cada uno tiene unas cualidades y no otras».

Según el psicólogo, precisamente con los seres más queridos se comete la irracionalidad del «es que yo no lo haría». En contraposición, Santandreu propone la práctica de la aceptación incondicional de los demás. Constituye el paso previo para aceptarse también a uno mismo. «Es muy importante practicar esta aceptación si quieres tener paz mental y poder interactuar con los demás de una manera mágica. Tenemos que aprender a esquivar lo que no nos gusta del otro y aceptar lo bueno», subrayó el psicólogo.

Con un lenguaje claro y una exposición dinámica, la misma que ha hecho de Santandreu uno de los psicólogos más populares y queridos de España, continuó el catalán su conferencia en la Casa Pemán. En esa misma línea de la aceptación del otro se erige la figura del maestro zen. Abandonar la queja con respecto a lo que hacen los demás.

Según dijo el psicólogo, todo lo que nos molesta de los demás no impide que se pueda conseguir el bienestar. «Toda persona que nos rodea tiene una lección que darnos: que podemos ser feliz a pesar de aquello de lo que nos quejamos», sentenció.

El autor de 'El arte de no amargarse la vida' incidió en varios momentos de su conferencia en el hecho de que cada queja que se expresa o padece hace más débil a la persona. «Las personas felices no se quejan jamás, porque piensan que a pesar de todo se puede ser feliz»,

La segunda máxima a seguir para establecer sanas y bellas relaciones llega como consecuencia de todo lo anterior: aprender a no exigir jamás. Totalmente prohibido, pese a que se tenga, o piense, que se posee la razón. «Todas las parejas que van mal son sacos de exigencias» dijo el terapeuta, que trufó de experiencias de sus pacientes y propias la conferencia de ayer en la Fundación Cajasol.

«Estamos muy acostumbrados a intentar cambiar al otro a partir de exigencias, es un error. En cambio, el poder de la sugerencia es maravilloso». El escritor destacó que la sugerencia implica, de verdad, la aceptación de que si el otro lo quiere hacer lo hace, y si no, no pasa nada, «ese ser ya es maravilloso y le queremos».

Santandreu defiende, pues, la motivación en positivo, sin presión. «La presión alude a obligación, a cuentas pendientes y es un error». Además, la exigencia contiene a su juicio un problema aún más profundo: el que exige, se debilita. Una queja al otro implica una queja a uno mismo. Fuera la 'terribilitis', uno de los conceptos de los que habla el psicólogo en su obra.

Pero, ¿cómo se sugiere y no se exige? Rafael Santandreu habló de la fórmula de las tres P: la persuasión, la pedagogía y la perseverancia. Y el destierro del mito de John Wayne, del querer conseguir resolver problemas por el método del enfado. «Las cosas se resuelven con inteligencia, persuasión, pedagogía, perseverancia y alegría», subrayó, aportando el dato de que la sugerencia tiene un éxito del 80% de los casos en los que se practica. Además, cuestionó, ¿si somos capaces de hacerlo con otros, por qué no con tu pareja?

El tercer pilar de las «grandes relaciones» es, según el autor de 'Ser feliz en Alaska', aprender a convivir con un neurótico. Y avisó: «La gente está muy loca y va creciendo el número». Las herramientas más útiles para tratar con esa gente difícil son -expuso- el amor, el humor, el surrealismo, dejarlos solos y decirles que sí como a los locos. Y el error más garrafal, «seguirle la corriente, entrar en su mundo loco».

Gran seguidor de Gandhi, Santandreu recordó que él acuñó la postura de la aceptación incondicional de los demás, «Si no aceptamos al otro, tampoco lo haremos con nosotros mismos», repitió. Para el psicólogo, no se trata de eliminar a todas esas personas «difíciles» de nuestras existencias. Si acaso a algunos.

Desterrar a todos esos «locuelos» puede desembocar en algo peor: convertirte en una persona neurótica incapaz de soportar lo que nos molesta de los demás. «Acecha entonces el fantasma de la exigencia y la neurosis», advirtió. Santandreu aboga pues en mantener algunos «maestros zen» y encuentra a los miembros de la familia, los compañeros de trabajo o el jefe, como perfectos y necesarios candidatos.

Para terminar, y como aparte, el psicólogo catalán introdujo un tema polémico sobre lo que él considera un gran error de las sociedades modernas: las cárceles y el sistema de castigo. «Son absurdas y carísimas», por eso apuesta por «cárceles como campus universitarios en las que esas personas fueran por primera vez tratadas con amor».

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