Los mismos

Se comentan con dolor para algunos e indiferencia para los más las tragedias que azotan este país. Entre ellas los desahucios de viviendas, que están poniendo en la calle o privando de su propiedad a familias con hijos y a jóvenes que han enterrado en ellas todas sus ilusiones, su porvenir y su dinero. Estas viviendas las adquirieron al precio que les marcaron unos señores, los mismos que ahora se las quitan por falta de pago debido a la crisis que esos mismos señores han provocado y que no tienen interés en remediar. Que le quiten la vivienda a unos jóvenes por una crisis que ellos no han provocado le da a uno ganas de blasfemar. De vez en cuando, en los hemiciclos y en los púlpitos se oyen lamentos por parte de personas que dicen sufrir mucho por estos problemas pero, todos quietos, ¡prohibido moverse!, mientras yo, tomando el sol, siento asco de mí.