pan y circo

Los números cantan

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Tenemos la impresión de que, en la situación de crisis económica –grave y generalizada- que los ciudadanos y las empresas sufrimos en la actualidad, los números que se hacen en el Cádiz son, al menos, alentadores. Fíjense, por ejemplo, cómo ya se ha superado la cifra de once mil abonados que se alcanzó el curso pasado y cómo la directiva espera que se llegue a los veinte mil. Con las voces y con los aplausos de esta cantidad y de esta calidad de aficionados -una de las más elevadas de Segunda- el equipo se sentirá arropado y la economía reducirá esos déficit que han lastrado su normal funcionamiento. Tenemos fundada confianza de que, si se hacen bien las cuentas, los jugadores recibirán sus nóminas con regularidad y no tendrán necesidad de encerrarse como hicieron en tiempos no lejanos. Otra cantidad abultada es la del número de los profesionales que integran la plantilla. En contra de lo ocurrido con otros equipos cercanos, al Cádiz le sobran siete jugadores. Tiene más de los veinticinco permitidos por las normas federativas y más de la ratio apropiada para que los entrenamientos se desarrollen de una forma adecuada. A nuestro juicio, este problema complica no sólo la economía de club y la planificación de la pretemporada sino también la vida individual y familiar de los descartables. Esperamos que Peguero, haciendo gala una vez más de su habilidad y de su eficacia negociadora, logre colocar cuanto antes a esos trabajadores que, aunque no encajen en los planes de Gracia, han demostrado que son competentes profesionales. Si es cierto que algunos de ellos gozan de unos niveles económicos envidiables para la mayoría de los mortales, también es verdad que sus trayectorias laborales son más cortas y, sin duda alguna, más azarosas. No olvidemos que también ellos tienen una familia que alimentar y algunos, posiblemente, hipotecas que abonar.