CÁDIZ

Obras y expectativas

El año que acabó el pasado miércoles fue el primero en el que la palabra Doce estuvo presente cada día. El Bicentenario de la Constitución marca ya cada uno de los pasos institucionales y partidistas. Es imposible acudir a un acto público sin escuchar esa palabra, que define el momento en el que la ciudad pretende poner su reloj en hora. Es una excusa histórica y conceptual para propiciar en la capital gaditana la renovación de infraestructuras y equipamientos que otro tipo de fechas tuvieron en otras ciudades, siempre a escala de su volumen. Todos los líderes políticos y sociales implicados en la celebración admiten que la asignatura pendiente es que la fecha cale entre la ciudadanía. Por ahora, nadie ha conseguido salvar esta pared invisible de la indiferencia popular, que sólo eventos muy contados consiguen eludir. Habrá que trabajar mucho para que la ilusión no muera antes de nacer puesto que el año que termina ha recuperado muchos fantasmas de la depresión colectiva gaditana. El enorme incremento del paro, la pérdida de población, los retrasos crónicos de algunos grandes proyectos y las disputas políticas entre partidos volvieron a recuperar ese lamento colectivo que parece señalar a los gaditanos como un pueblo condenado a sufrir niveles de progreso y prosperidad por debajo de la media en España e, incluso, en Andalucía. Cuando se empezó a mencionar la crisis, cuando se le vieron las orejas nada más comenzar el año, la capital gaditana ya padecía estos lastres. La sensación general es que, si cuando la coyuntura económica era positiva la ciudad de Cádiz no fue capaz de acelerar infraestructuras, aliviar algo su falta de empleo y establecer grandes líneas de colaboración entre instituciones, ahora, con el miedo a la recesión, la falta de liquidez y el crash financiero, el escenario nunca puede mejorar.

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Aunque la sensación general sea de incredulidad, 2008 registró la puesta en marcha de algunos proyectos ilusionantes relacionados con ese horizonte del Doce que todo lo marca. El Castillo de San Sebastián ya ha visto entrar las primeras máquinas. Durante el pasado mes de julio, tres grandes conciertos sirvieron de gran ensayo con público para entender las enormes posibilidades del recinto, las dificultosas reformas que precisa y las peculiaridades que exige en cuanto a los accesos y la seguridad. El pasado septiembre, al menos, las tres instituciones fueron capaces de reunirse para impulsar su compleja, esperada e ilusionante reconversión en gran centro cultural y social para 2012. El Oratorio de San Felipe Neri, el inmueble con mayor carga simbólica, también será renovado. El acuerdo, firmado el pasado noviembre, se materializará este mismo mes con el inicio de las obras. También se despejó el horizonte del futuro Hotel Atlántico, que será reconstruido completamente para la efeméride. El reto es cumplir con los plazos de entrega. El segundo puente ya es visible a los dos lados de la Bahía. Sus enormes patas ya surgen del mar y los gaditanos nunca habían sido tan conscientes de su avance. El retraso en Valcárcel y el jeroglífico administrativo en la Plaza de Sevilla aparecen en la cruz. 2008 fue otro año de parálisis o lentitud en su ansiada reconversión en hotel de lujo y gran intercambiador de transportes públicos, respectivamente.