SOFISTICADO. Antony and the Johnsons. / LA VOZ
Cultura

Otro mundo

Antony and the Johnsons prepara el camino a su tercer disco con un EP de cinco canciones donde muestra su épica melancólica

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Un segundo trabajo, el excelente I Am A Bird Now (2005), situó su nombre en el escalón propiedad de la aristocracia del pop hasta el punto de garantizar a Antony and The Johnsons el cotizado Mercury Music Prize de aquel año por delante de los favoritos Kaiser Chiefs. Fue sin duda el colofón de una trayectoria fulgurante que poco tiempo antes apenas nadie conocía y que hizo saltar al británico, aunque neoyorquino de adopción, Antony Hegarty de una marginalidad de madrugada, trabajando como camarero en un bar de mala muerte, al brillo nocturno de los mejores escenarios, arropado por los piropos con que le regalaba los oídos la crema intelectual de la Gran Manzana, de Steve Buscemi a un Lou Reed que lo incluyó en la nómina de su The Raven (2003) y en su posterior gira. La reedición en 2004 de su notable álbum de debut, Antony and The Johnsons, grabado entre 1997 y 1998 y publicado en 2000 terminó de lanzar el creciente interés por este personaje andrógino y singularmente sofisticado, de sobrecogedora voz, rendido admirador del travesti Candy Darling (icono de la películas de Andy Warhol en los setenta, que figuró en las portadas de sus discos y que Reed homenajeó en Candy Says), y cuyos sus servicios no dudaron en requerir CocoRosie para sus discos y alguna gira por nuestro país.

Antony and The Johnsons ha tardado algún tiempo en dar muestras de superación de las expectativas que generó aquel magnífico segundo álbum. Dilatando sus secuelas e implicándose en proyectos ajenos como el homenaje a Leonard Cohen I'm Your Man (2006) -donde bordó If It Be Your Will--, Antony ha dejado correr casi tres años para anunciar hace poco la edición de un tercer álbum -The Crying Light parece que se llamará -cuya llegada se prevé para enero de 2009.

El lanzamiento viene precedido por la edición de un EP con cinco temas titulado Another World (Rough Trade -¿Pop Stock!; 2008) que, aunque ya no cuente con el factor sorpresa a su favor, sí presenta un defendible nivel creativo. Piano y voz continúan ostentando el liderazgo en un conjunto de canciones donde la épica melancólica sigue campando a sus anchas, ahora en un terreno más desnudo y expuesto que acoge con los brazos abiertos su desesperanzadora visión de la vida.

Del inicial Another World al final Hope Mountain pasando por el brillante Shake That Devil, el vibrante universo de Antony and The Johnsons no se pone en entredicho en este atractivo anticipo. Su cubierta es una foto del bailarín Kazuo Ohno, cofundador de la danza Butoh, firmada por Pierre-Oliver Deschamps, cuya imagen no se sitúa muy lejana a la estética del propio Antony.