Triunfo tenaz

a cima del Dhaulagiri, el décimo ochomil de su carrera, representa para la montañera Edurne Pasabán el punto de inflexión en una trayectoria que se inició hace una década en ese mismo escenario blanco, cuando no pudo imponerse por sólo 250 metros. La determinación y el coraje para superar a partir de entonces la frontera de las cumbres más exigentes del mundo dan la medida del carácter de una alpinista que forma parte ya de la leyenda del montañismo femenino y que ahora aspira a completar el desafío los 14 ochomiles. Sólo quienes comparten peripecia deportiva y vital con Pasaban pueden comprender en toda su dimensión la satisfacción que ha mostrado ella tras hollar su objetivo, el resultado efímero de un esfuerzo titánico que pone a prueba la propia capacidad de supervivencia ante la fortaleza de la montaña.