Ramala se blinda con un dispositivo casi de guerra
Ni siquiera la prensa oficialmente acreditada ante el Consulado de Estados Unidos podrá hoy acercarse en sus propios vehículos hasta la Mukata para asistir al histórico encuentro que Bush celebrará con el presidente palestino, Mahmud Abbas. La primera visita de un mandatario norteamericano al que fuera el legendario cuartel de Yaser Arafat desde la realizada en 1998 por Bill Clinton. Con dos horas y media de antelación, los medios serán trasladados en lanzaderas hasta el complejo de Gobierno atravesando el tupido cordón policial de más de 4.000 agentes palestinos que custodiarán el edificio y cachearán uno a uno a cada visitante, ante la vigilancia de agentes secretos, francotiradores y otras unidades de élite norteamericanas.
Actualizado: GuardarRamala amanecerá blindada y esterilizada, en alerta tres de emergencia. Sólo un grado por debajo de la alerta de guerra. Israel tiene sus fuerzas aerotransportadas a punto para efectuar en minutos cualquier rescate.
De los tres días de viaje de Bush por Israel y Cisjordania, la de hoy será, sin duda, la jornada más delicada en cuanto al dispositivo de seguridad. En la retina está todavía fresco el intento de atentado que -según difundió en octubre el Shin Bet- sufrió el primer ministro israelí, Ehud Olmert, cuando se trasladó el pasado 6 de agosto a Jericó para reunirse con Abbas en la que era la primera visita de un jefe de Gobierno hebreo a tierras palestinas en siete años.
Con todo, la delegación estadounidense ha tomado la decisión cargada de simbolismo de entrar hoy a la laberíntica Ramala para cumplir con Abbas en su casa de Gobierno. Y después viajar a la no menos caótica Belén, donde el presidente orará en la basílica de la Natividad. A pesar de las amenazas de un grupo palestino autodenominado Ejército de la Nación Islámica que, desde Gaza, y como colofón a una multitudinaria manifestación contra «el criminal Bush, jefe de los infieles», ayer llamó al magnicidio.
