El peor ejemplo

ewis Hamilton, el piloto revelación del pasado campeonato de Fórmula-1, icono deportivo británico y aspirante a sucesor del mítico Graham Hill, se ha quedado sin carné por rebasar holgadamente el límite de velocidad en una autovía francesa. Tan grave paradoja no impedirá que Hamilton pueda seguir compitiendo en los circuitos gracias a la superlicencia que posee. Pero su gesto constituye una muestra de tal inmadurez y falta de responsabilidad, especialmente censurable en quien por su propia labor profesional y el apoyo que concita en tantos aficionados más debería velar por la rectitud de su comportamiento. Pero esta misma constatación no debería llevar a la Federación Internacional, o a la propia organización del Campeonato, a desentenderse ante un precedente que merece algún tipo de sanción por actitud antideportiva.