Cultura

Simón Marchán ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando

El catedrático Simón Marchán ingresó ayer en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con un discurso titulado Las querellas modernas y la extensión del arte en el que plantea cuáles son las fronteras del arte en la actualidad. El nuevo académico ocupará la vacante dejada, por fallecimiento, de Julián Gállego. Su candidatura fue presentada por Antonio Bonet Correa, Víctor Nieto y Francisco Calvo Serraller.

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En su discurso, Marchán resaltó que la «crisis» de las convenciones artísticas y los presupuestos estéticos están «alterando» las posiciones de los vértices en el triángulo artístico compuesto por artista, obra y espectador, «que nos invitan a repensar y superar el sistema moderno de las artes que inaugurara Ch. Perrault en El gabinete de la Bellas Artes a cuenta de la Querelle» y advirtió que estamos ante una estética del arte actual «que bordea las fronteras y traspasa los umbrales de muchas cosas».

En esta misma línea, denunció que los artistas se convierten en los «profesionales de una puesta en escena mass-mediática destinada a quienes gestionan la red, en donde la obra es deudora de la imagen que trasmite a través de los circuitos».

En esta puesta en escena atribuye al público un papel de «convidado de piedra» porque se «limita a aceptar que se halla ante un signo artístico».

A este respecto, indicó que el «desconcierto» que invade al público en general y a la «institución arte» proviene de que la «noción de arte se alarga tanto, acoge objetos y ámbitos tan dispares, que se oscurecen los rasgos o propiedades que los identifica como artísticos».

Para este catedrático de Estética, el iniciador de estas «prácticas publicitarias» fue Warhol pero quien las ha personalizado con más visibilidad ha sido Jeff Koons y «hoy en día -advirtió- afectan en mayor o menor grado a la presencia de cualquier artistas en la sociedad del espectáculo».

Renacimiento del arte

«El arte se desplaza como una imagen caleidoscópica mutable, en cuyas rotaciones sus refracciones prismáticas son percibidas como un proceso incesante de disolución y renacimiento», dijo este autor, que ha publicado obras como Del arte objetual al arte del concepto (1960-1974), y La estética en la cultura moderna. En otras palabras, reconoce que estamos «sorprendidos por toda suerte de propuestas, por su versatilidad e inestabilidad».