La buena cocina preside los campos de golf de Madrid

La experiencia del jugador de golf va mucho más allá de cuidar su salud y fomentar la competitividad

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La experiencia del jugador de golf va mucho más allá de cuidar su salud y fomentar la competitividad. Se trata de un estilo de vida que busca satisfacerle desde el mayor número de aspectos posibles. Esto lo vieron claro los responsables de algunos clubes, que decidieron apostar por los fogones a la hora de atraer al público a sus insta-laciones. Gregorio Gonzalez Irún, responsable de El Olivar de la Hinojosa y El Encín, reconoce que «desde hace muchos años entendimos que el golf es algo único: un deporte y también un juego, características decisivas de lo que se denomina un plan. Y no hay mejor plan que completar una jornada, con amigos o con familia, con la guinda de la gastronomía».

Con esta filosofía clara, decidieron apostar por dar un estilo propio a sus cocinas. «Para nosotros la gastronomía siempre ha sido fundamental y por ello la hemos cuidado directamente en todas las instalaciones que gestionamos», concluye. Un clásico en su carta es el plato de cuchara, aunque también hay menú diario por 17,50 euros.

Otro estilo es la idea que tienen en el Centro Nacional de Golf. Según confirma su director, Juan Antonio Fernán-dez, cuentan con el restaurante Caná Golf, que está «abierto a todos los vecinos de Mirasierra. Los platos estrella son los huevos rotos con foie, el chuletón de buey o el cachopo. También ofertan distintos menús de temporada entre 20 y 30 €, uno diario de 13,50 y los miércoles de invierno, greenfee + cocido madrileño».

Experiencia molecular

La oferta sensorial se extiende en algunos clubes más allá de lo habitual. En Casino Retamares se ofrecen también experiencias gastronómicas a gusto del cliente, «desde catas de vinos, Master Classes de cocina y cursos de coctelería, hasta nuestra experiencia molecular, lo más exclusivo en coctelería» afirma su director, Enrique Fernández de la Puente.

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