Linfocito T
Linfocito T - WIKIMEDIA
CÁNCER DE MAMA

La quimioterapia en el cáncer de mama aumenta la vulnerabilidad a las infecciones

El tabaco y la elección del fármaco influyen en la recuperación del sistema inmune de la paciente tras la quimioterapia

MADRID Actualizado: Guardar
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En torno al 30% de las mujeres con cáncer de mama tienen que recibir quimioterapia para tratar el tumor. Un tipo de tratamiento agresivo que, si bien aumenta considerablemente la supervivencia asociada a este tipo de cáncer, no está exenta de efectos perjudiciales para las pacientes. Y no sólo los meramente estéticos, como la caída del cabello. También para el sistema inmune. Y es que como muestra un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Leeds (Reino Unido), la quimioterapia puede provocar una disminución de los niveles de anticuerpos hasta el punto de que las pacientes sean vulnerables a muchas infecciones comunes causadas por las bacterias y los virus –por ejemplo, la neumonía.

Como explica Thomas Hughes, director de esta investigación publicada en la revista « Breast Cancer Research

», «las supervivientes al cáncer de mama tratadas con quimioterapia pueden carecer de unos niveles de anticuerpos suficientes para proteger al organismo frente a las infecciones comunes. Y es que la quimioterapia reduce la capacidad del sistema inmune. Por tanto, existe la posibilidad de que estas pacientes se beneficien de una monitorización adicional tras la quimioterapia».

Menos linfocitos y anticuerpos

Para llevar a cabo el estudio, los autores analizaron los niveles de linfocitos que presentaban 88 mujeres con cáncer de mama tanto en el momento de inicio como una vez concluida la quimioterapia –a las dos semanas o en diferentes intervalos hasta un máximo de nueve meses.

Los resultados mostraron una caída significativa de los niveles de linfocitos por la quimioterapia, entre otros de los linfocitos B, los linfocitos T y las células NK –las ‘natural killers’ o ‘células asesinas’–, responsables de defender al organismo frente a agresiones externas como las infecciones bacterianas o víricas. Además, y si bien la mayoría de linfocitos habían recuperado sus niveles normales al cabo de los nueve meses, no sucedió así con los linfocitos B –responsables de la producción de anticuerpos– y de los linfocitos T cooperadores –implicados en la producción de anticuerpos y responsables de maximizar la capacidad del sistema inmune–, que en ningún caso recuperaron sus cifras iniciales –en seis meses alcanzan un 65% de los niveles previos a la quimioterapia, pero no hay ningún aumento adicional en los siguientes tres meses.

El tabaco y la elección del fármaco para la quimioterapia influyen en la recuperación del sistema inmune de la paciente
Thomas Hughes

Es más; como indican los autores, «los niveles de algunos anticuerpos como aquellos frente al tétanos o los neumococos, bacterias que pueden provocar neumonía, tampoco se recuperaron y permanecieron bajos durante los nueves meses de estudio».

Hay que dejar de fumar

Llegados a este punto, la pregunta es si todos tratamientos quimioterápicos resultan igual de nocivos para el sistema inmune. Y la respuesta es no, pues si bien todos se asocian con un efecto perjudicial considerable, este efecto varía en intensidad en función del tratamiento.

Concretamente, los regímenes con antraciclina conllevan una mayor caída inicial de los linfocitos B y T, pero los niveles acaban recuperándose casi completamente a los nueve meses. Por su parte, la quimioterapia con antraciclinas seguida de taxanos induce una reducción menos acusada de las células del sistema inmune, pero la recuperación de los niveles resulta inferior.

Y en este contexto, ¿hay algo que las pacientes puedan hacer para mejorar, o al menos no empeorar, su sistema inmune? Pues según los resultados del estudio, deben evitar a toda costa el tabaco. Y es que si bien las pacientes no fumadoras llegaron a recuperar el 80% de sus niveles de células inmunitarias a los nueve meses de la quimioterapia, este porcentaje fue de solo un 50% en el caso de las fumadoras.

Como concluye Thomas Hughes, «la verdad es que estamos muy sorprendidos de que el impacto de la quimioterapia sea tan prolongado. Y asimismo, tampoco esperábamos que el tabaquismo y la elección del fármaco para la quimioterapia influyeran en la recuperación del sistema inmune. Sea como fuere, y con objeto de preservar la salud inmunitaria futura de las pacientes con cáncer de mama, deberían ser tenidos en cuenta a la hora de planear el tratamiento. Sin embargo, necesitamos más estudios para determinar cómo esto podía mejorar los resultados clínicos».

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