Editorial ABC

Sánchez, paralizado frente a Europa

El Gobierno de Sánchez está alejando -aún más- a España de Europa y condenando a la ruina a sectores esenciales para mantener la riqueza y el bienestar de los españoles

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Una de dos: o la mayoría de los gobiernos europeos son unos temerarios que juegan con la vida de sus ciudadanos o el Gobierno que preside Pedro Sánchez no tiene idea alguna de cómo conducir España para recuperar la actividad social y económica. Mientras en nuestro país, la transición hacia una mayor movilidad, en todos los sentidos, se hace trufada de polémica y envuelta en la desconfianza que merece el Ejecutivo de Sánchez, países como Francia, Alemania, Austria e Italia dan pasos concretos y firmes. No es posible esperar a un riesgo cero en la sociedad española, pero tampoco en ninguna otra europea. El horizonte inmediato depende de cómo la dinámica social, económica, cultural, deportiva y educativa pueda evitar nuevos brotes masivos de un virus que sigue presente entre nosotros. Pero hay que volver a esa dinámica.

Alemania ha abierto ya colegios y tiene un acuerdo con Austria y Francia para crear corredores turísticos seguros. En cambio, el Gobierno español condena al turismo con una cuarentena inexplicable a los visitantes europeos, a los que les resultará más sensato ir a Francia que encerrarse en su hotel español durante catorce días con sus noches. Turistas que tendrán abiertos solo seis de los cincuenta aeropuertos españoles. Imposible no recordar aquella indolencia del Gobierno español que no sometió a control ninguno a los pasajeros procedentes de Italia y China cuando ambos países sufrían con plena intensidad los golpes del Covid-19. Si Sánchez cree que los mercados turísticos que se pierdan este año se recuperarán por arte de magia en seis meses es que, además de ingenuo, es un peligro para el bienestar del país.

Las diferencias con Europa no acaban con el turismo. Alemania abre sus colegios e Italia, hoy, reabre su actividad para que a la pandemia no le siga la quiebra del país. Estos gobiernos asumen riesgos, sin duda, y es probable que España no pueda seguir ese ritmo, pero para eso tienen la responsabilidad de dirigir políticamente el país y para eso exigen a sus ciudadanos que cuiden de sí mismos y de sus compatriotas. El Gobierno de Sánchez se cruzó de brazos hasta la noche del 8-M, cuando de pronto se enteró -el último, al parecer- de que en España había un virus llamado Covid-19. Y ahora, yéndose al extremo del paternalismo presidencialista, sigue en una actitud políticamente opaca y temerosa de su propia incompetencia, que quiere tapar con una ampliación antidemocrática y probablemente inconstitucional del estado de alarma. El resultado es que el Gobierno de Sánchez e Iglesias está alejando -aún más- a España de Europa y condenando a la ruina a sectores esenciales para mantener la riqueza y el bienestar de los españoles.

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