Taberna La Sorpresa: Hablemos de confianzaTaberna La Sorpresa: Hablemos de confianza

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Es curioso cuando aportamos a un lugar este sentimiento tan íntimo como es la confianza, humanizamos espacios y le damos atributos como si fuese ese familiar o amigo que sabes que en todo momento puedes contar con él. Lugares de sanación o festividad, aquellos que cuando nos sentimos que ya no podemos más, acudimos a ellos cual cargador de energía o, todo lo contrario, descargando la pesada carga diaria dándonos perspectiva y entendiendo que aquello no era tan verdaderamente importante como creíamos y que más temprano que tarde todo se arreglara. Lugares de celebración, que son de las primeras opciones que se nos vienen a la mente y donde pensamos que se sentirán orgullosos de nosotros cuando la victoria sea propia o ajena.

Establecimientos que sin quererlo se convierten en imprescindibles de esa lista de recomendados cuando visitamos una ciudad. Esto mismo nos pasa con una Taberna tan emblemática de Cádiz como es La Sorpresa.

La gilda de La Sorpresa.

Situada en la calle Arbolí desde que fue fundada en 1956 como tienda de vinos, y que desde octubre del 2014 esta regentada por Juan Carlos Borrell y su esposa María José Muñoz. Taberna de barra alta y tapa de mármol, taburete austero y presidida por una suerte de botas de vino que guardan cuidadosamente el tiempo y trabajo de una bodega tan sanluqueña como es Delgado Zuleta.

Un establecimiento con alma de ultramarinos, fe de ello lo dan la multitud de conservas que cubren sus paredes y un pequeño mostrador en el que podemos comprar directamente sus enlatados o incluso cualquiera de los vinos que atesoran en sus botas.

Una bodega que además de Sanlúcar tiene representación de prácticamente toda la provincia, con sus finos, amontillados, olorosos y Pedro Ximénez de Jerez, El Puerto y Chiclana e incluso el característico moscatel de Chipiona. Completando la oferta denominaciones tan patrias como la Ribera del Duero, Rioja, Rías Baixas, etc…

Queso emborrado con salvado de trigo de cabra payoya.

Si nos adentramos un poco más en la taberna encontramos una pequeña sala en la que poder disfrutar más relajadamente de la oferta gastronómica de este lugar. Especialidades como el atún rojo de almadraba servido en crudo, durante todo el año gracias a la ultracongelación a -60º al que es sometido este animal. Con versiones como el tartar, sashimi y carpaccio, además de las diferentes conservas y salazones del que es el producto por antonomasia de la provincia.

Los chicharrones de Paterna de la Taberna La Sorpresa, en Cádiz.

Tapas tan imprescindibles como su Gilda, una de las mejores de la capital. El queso emborrado con salvado de trigo de cabra payoya de sabor intenso y textura firme. Sus chicharrones de Paterna, bocado sabroso con su toque justo de sal gorda y limón. Y como no, un bien avenido matrimonio con unas anchoa y boquerón de muy buena calidad, que aquí en La Sorpresa lo sirven en pan tostado de mollete, pimientos asados y alioli, una combinación ganadora.

Matrimonio, anchoa y boquerón en pan tostado de mollete.

Alguien dijo que “la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma”. Pues es imposible que toda esa energía vital no impregne las paredes de todos estos lugares como son nuestros restaurantes, bares y tabernas. Imprimiéndoles personalidad propia y con el paso de los años ese carisma esté mucho más marcado, incluso abrumándonos cuando entramos por sus puertas, un sentimiento que se vuelve paz al instante, transmitiéndonos felicidad y confianza.

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