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Casa Manteca

Cádiz Actualizado: Guardar
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Pepe “el Manteca” iba a ser un grande del toreo a principios de los 50, pero se quedó en el camino, con la marca de las cornadas en su cuerpo. Aún así, la historia le tenía reservado un lugar en el corazón de la gente. No en el ruedo, sino detrás de una barra.

La tienda de alimentación de su padre, Lorenzo Manteca, fue el lugar de trabajo de Pepe. Y su arte y buen estar con todo aquel que se acercara hizo que se fuera llenando y convirtiendo en una pequeña taberna. Pequeña, pero a rebosar. Explica que el simple truco es atender, “estamos faltos de que nos atiendan”. Eso o lo que fuera hizo que pasaran por allí los ilustres del barrio de La Viña. Cantantes, toreros, médicos o filósofos fueron parroquianos suyos. Incluso el príncipe Felipe tuvo el detalle de visitar a “El Manteca”.

Un buen vino o una caña de cerveza son buenas para acompañar lo que ahora su hijo, Tomás Ruíz, o el resto de la “cuadrilla”, puedan servirnos. Pero no en plato, si no en esos clásicos trozos de papel de estraza donde dejar caer el jamón o el queso recién cortado.

“Hasta que me muera voy a ser torero”, confiensa Pepe. Y no es de extrañar sorprenderlo simulando una “verónica” con un paño del bar.

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