CLÁSICOS DE CÁDIZ
Domingo de churros en el Bar Stop: el ritual gaditano que une a todas las generaciones
Desde jóvenes fiesteros hasta abuelos madrugadores, cada domingo Cádiz se despierta con olor a churros y chocolate caliente en este clásico de la capital
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Mercedes Ordóñez
Cádiz
Hay domingos en Cádiz que huelen a mar, a tostadas con manteca colorá y a churros recién hechos. Pero hay un lugar donde ese aroma se convierte en tradición: el Bar Stop. Situado al principio de la avenida de San Severiano (esquina avda. de Portugal), es un punto de encuentro para todas las generaciones del barrio.
Desde primera hora de la mañana, el bullicio se mezcla con el aroma del café y el chocolate caliente. En una misma mesa pueden coincidir tres generaciones: los abuelos que madrugan fielmente cada domingo, los padres que hacen parada obligatoria después del paseo de la mañana y los jóvenes que llegan directos a desayunar tras una noche de fiesta. Aquí todos son bienvenidos, «como una familia», dice Jessica Pacheco Ramírez, actual gerente del Bar Stop, con una sonrisa que resume el espíritu del local.
Jessica tomó las riendas del negocio en noviembre de 2018, pero su historia con la hostelería viene de lejos. Con apenas 17 años ya trabajaba en locales emblemáticos como Don Panes o El Show de Tapas. Se formó en la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones de Cádiz (Institución provincial Fernando Quiñones), cuando aún estaba en Valcárcel, y hoy dirige con orgullo este establecimiento que, además de ser su trabajo, es el proyecto familiar que comparte con hermanos, cuñados y primos. En total, una decena de personas que cada día se reparten tareas con la complicidad de quien comparte algo más que un negocio.
«Los clientes son como familia», repite Jessica, y no es una frase hecha. Tanto es así que, si alguien falta a su cita habitual, los camareros lo notan enseguida. «Nos preocupamos, preguntamos si están bien. Aquí todos nos conocemos», cuenta. Esa cercanía es parte del secreto de su éxito, junto con una oferta gastronómica sencilla pero auténtica, de esas que gustan a todos.
Aunque los churros con chocolate son los protagonistas indiscutibles de los domingos, el Bar Stop ofrece mucho más. Su carta incluye desayunos, comidas y meriendas caseras: cazón en adobo, carne al toro, carrillada, menudo, pollos asados o arroces variados los domingos. Platos de siempre, con ese sabor que remite a las casas gaditanas. Además, cuentan con un menú del día por solo 10 euros, una opción muy popular entre quienes buscan comer bien y sin complicaciones.
El local abre todos los días. De lunes a sábado de 7:00 a 21:00 horas, y los domingos, el gran día de los churros, hasta las 17:00 h. No sirven cenas, pero sí reparten felicidad a domicilio gracias al servicio de Glovo, cada vez más solicitado por quienes prefieren disfrutar de sus platos caseros sin moverse de casa.
Aun así, nada se compara con sentarse en una de sus mesas, escuchar el murmullo de la gente y ver cómo las raciones de churros salen dorados y crujientes, recién hechos. Un ritual que se repite cada domingo en Cádiz, una tradición que une generaciones y que demuestra que, en una ciudad donde el turismo se ha abierto paso a pasos agigantados, hay costumbres que nunca pasan de moda.
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