dulces de navidad en cádiz
Los dulces navideños del Convento de San Cristóbal: el tesoro medieval que mantienen vivo las monjas en Medina Sidonia
El obrador asidonense, distinguido este año con un Solete de Navidad de la Guía Repsol, recupera recetas conventuales de origen medieval
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Mercedes Ordóñez
Cádiz
En plena calle San Juan, hay un pequeño mostrador que, cada diciembre, concentra buena parte de la tradición repostera del municipio. Es el punto de venta del Convento de San Cristóbal y Santa Rita, donde las monjas de clausura elaboran, desde hace generaciones, algunos de los dulces navideños más arraigados de la provincia de Cádiz. A pesar de su modestia, este pequeño obrador ha recibido recientemente un Solete de Navidad de la Guía Repsol, un reconocimiento que pone en valor un trabajo silencioso, constante y profundamente ligado a la identidad asidonense.
Un obrador artesanal en Medina Sidonia
Aunque las hermanas viven en clausura, una de ellas cuenta con permiso para atender el pequeño mostrador, ese tan característico con su clásico torno, sin abandonar el templo. «Durante muchos años fue Sor María quien organizaba todo: vender, recibir pedidos, hablar con los repartidores», recuerda Sor Inés para Guía Repsol, una de las religiosas más veteranas. Su testimonio refleja el carácter artesanal del obrador: sin maquinaria sofisticada, sin envoltorios llamativos, sin campañas de temporada. Solo recetas centenarias que sobreviven en un espacio donde el tiempo parece avanzar más lento.
El surtido que elaboran es discreto en cantidad, pero sólido en tradición. Amarguillos, roscos, alfajores, mantecados, polvorones, tortas y cabello de ángel llenan cada invierno el pequeño puesto, convirtiéndose en un reclamo para vecinos y visitantes. Son elaboraciones antiguas, muchas de ellas con raíces andalusíes, que han pasado de mano en mano entre generaciones de monjas de Medina Sidonia. Su presencia en la Navidad local demuestra, una vez más, la importancia histórica de la repostería conventual en la provincia de Cádiz.
El relevo generacional de este convento de Medina Sidonia
Una de las cosas que hace singular a este convento es el relevo generacional que mantiene vivo el obrador. De las 14 hermanas que integran la comunidad, 7 proceden de Kenia y 4 de Nigeria; solo tres son españolas. Se trata de jóvenes religiosas que han llegado a Medina Sidonia desde África Subsahariana, un lugar donde, como ellas mismas reconocen, «estos dulces son algo totalmente desconocido». Allí no existen estos ingredientes ni estas tradiciones culinarias que aquí se consideran parte esencial de la Navidad.
El aprendizaje, cuentan, se da «con mucha atención y paciencia». Las hermanas mayores enseñan cada proceso: cómo amasar el alfajor, cuánta miel debe llevar el amarguillo, cuándo el rosco tiene el punto exacto de horno. Las más jóvenes observan, practican, repiten. «Cuando llegamos, estos dulces no forman parte de nuestra cultura, pero se aprenden rápido porque ponemos mucho cariño», explican a la Guía Repsol tras obtener el reconocimiento navideño. Y lo sorprendente, y bonito de todo esto, es que serán ellas quienes, dentro de unos años, transmitan este patrimonio culinario a futuras novicias que lleguen a Medina Sidonia.
Una calle con mucha vida en Navidad
El obrador también se integra de lleno en la vida comercial de la Navidad de la localidad. La calle San Juan, con el Mercado de Abastos y las terrazas de la Plaza de España a pocos metros, se llena de vecinos que buscan los dulces de «las monjas». Cada bolsa vendida contribuye directamente al sostenimiento del convento, en un equilibrio que mezcla economía local, espiritualidad y gastronomía patrimonial.
El futuro de los dulces conventuales en Cádiz
La recuperación de estos sabores, algunos de claro origen musulmán, otros asociados a los recetarios conventuales del siglo XVII, en manos de jóvenes africanas tiene algo de símbolo contemporáneo. Es una historia de mestizaje cultural, de transmisión culinaria, y también de futuro: porque gracias a ellas, estos dulces seguirán elaborándose «por los siglos de los siglos», como dicen las hermanas con una sonrisa cuando acudes a comprar algunos dulces navideños.
Hoy, el reconocimiento de Guía Repsol reafirma que estos pequeños obradores siguen siendo esenciales para comprender la identidad gastronómica de Cádiz. Una Navidad en Medina Sidonia no sería lo mismo sin detenerse en este pequeño mostrador del convento, donde cada roscón, cada alfajor y cada amarguillo es un pedazo de historia medieval recuperada a diario por unas manos que, desde muy lejos, han venido a mantener viva la tradición.
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