Bistró del Café de Oriente, tras su reciente renovación
Bistró del Café de Oriente, tras su reciente renovación - ERNESTO AGUDO
Gastronomía

La reforma colonial del Café de Oriente

El local madrileño estrena nueva etapa con una decoración inspirada en los años 30 y una oferta «total» hasta la madrugada

MADRID Actualizado: Guardar
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Cruzar la puerta del nuevo Café de Oriente es hacer un doble viaje. Es adentrarse en un templo madrileño de la gastronomía en el que se ha salvaguardado la tradición y, de forma paralela, es disfrutar de la vanguardia más sofisticada. Después de 33 años de historia, el emblemático local con vistas al Palacio Real celebró ayer su reinauguración con una imagen totalmente renovada. Un cambio «espectacular» en el que, sin renunciar a su encanto, ha vestido sus estancias de aires coloniales emulando la «luz de los años 30». Mármol, maderas claras, espejos, rincones con chimeneas, micro jardines y tonos neutros que sustituyen al viejo aspecto de café parisino y al terciopelo, en consonancia con el estilo que irradia la plaza que le da nombre.

El resultado es un concepto rompedor que transforma sus estancias con el paso de las horas. Un bistró moderno que abre a las 8 de la mañana con los «mejores desayunos de Madrid» y que no deja de satisfacer a sus clientes hasta la madrugada, sea cual sea la franja horaria. El inspirador de esta nueva etapa es su fundador Luis Lezama, presidente del grupo empresarial que lleva su nombre y que gestiona también la cercana Botillería y la Taberna del Alabardero. Lezama ha querido marcar el pulso de la nueva vida del local con dos espacios diferenciados: las «Noches del Café», en la planta principal, y el restaurante, bajo las bóvedas del antiguo convento de San Gil. Bajo ellas están estancias renovadas como el Salón del Rey, un exclusivo reservado en el que la Casa Real ha celebrado numerosos encuentros. En él también se cerró el acuerdo entre el PP y Ciudadanos para la investidura de Cristina Cifuentes

Todo ello a través de un gastrobar que da armonía al conjunto y que une los placeres culinarios con un entorno de música y cócteles. Un aliciente añadido a los múltiples de los que ya goza el café, como su terraza, dispuesta también a enarbolar la revitalización nocturna de la Plaza de Oriente. El jazz jugará un papel determinante en este proyecto, con sesiones semanales que complementen una cena o un encuentro después del trabajo. La reforma incluye una tarima que, en las noches más canallas, se alza unos centímetros a modo de escenario.

Cocina «honrada»

Roberto Hierro, chef del Café de Oriente
Roberto Hierro, chef del Café de Oriente - ERNESTO AGUDO

La gastronomía no pierde ni un ápice de protagonismo pese al cambio. De ello se encarga desde hace décadas el chef Roberto Hierro y su equipo. Adaptados al nuevo concepto, sus fogones apuestan ahora por la armonía entre los orígenes -la cocina de inspiración vasca y francesa- y la fusión. En este camino, el cocinero mantiene su apuesta por crear platos «con lo que haya en el mercado», el producto de temporada y la frescura pero sin dejar de sorprender. «El objetivo es una cocina honrada, a un precio competente que haga disfrutar sea cual sea su formato: en un menú, en la carta o través de una tapa sentado en la barra».

Una filosofía que se materializa en platos como el manjar de ternera a la plancha con sardina ahumada, tupinambo, chocolate amargo y ajo fermentado, un «imprescindible». No faltan platos clásicos, como la torrija caramelizada con la que el chef Roberto Hierro agasajó al Papa Benedicto XVI en su visita a Madrid en 2011. Su éxito lo ha mantenido en la carta desde entonces. Las tapas, en la barra, son ya marca de la casa. Si quieren sorprenderse, el chef recomienda esta semana la de cangrejo y su versión del «steak tartar».

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