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El doctor Ignacio Frade, el pasado miércoles, antes de atender a los medios - JAIME GARCÍA

Las luces y sombras del asalto al doctor Frade

Los agresores del médico se llevaron escrituras de pisos y papeles de Hacienda

MADRID Actualizado: Guardar
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El asalto, a primera hora de la tarde del pasado lunes, en la casa y la consulta del cirujano estético Ignacio Frade está arrojando sombras sobre el que fuera conocido como el «héroe» del caso Meño. Frade fue el testigo sorpresa de la negligencia que en 1989 dejó en estado vegetativo a un joven que se sometió a una rinoplastia. Consiguió que a la familia se le hiciera justicia más de veinte años después gracias a su testimonio, ya que de joven fue el médico que ayudó en aquella operación.

Pero hace ahora seis días, Frade, de 58 años, se vio envuelto en un suceso que le ha devuelto, muy a su pesar, a la atención mediática. A las tres de la tarde llamaba nervioso a la Policía, alertando de que en su consulta de la avenida del Mediterráneo, 9 (Retiro), se estaba produciendo un atraco con rehenes.

Sin embargo, en ese momento, hacía casi dos horas que dos individuos habían entrado en su piso, en la cuarta planta del mismo edificio, amordazado a su padre, de 94 años, y a la asistenta. Y se habían marchado, como declaró la empleada. Esta es solo la primera de las contradicciones que la Brigada de Policía Judicial ha conseguido ya poner sobre la mesa.

El jueves por la tarde, la segunda exmujer de Frade era interrogada en un despacho de la Jefatura Superior de Policía. Lo hacía en calidad de testigo, si bien el doctor la había señalado como la inductora del plan. Los investigadores ya habían desechado a la primera esposa, con la que mantiene una relación cordial, y a la tercera, que reside en Barcelona. Pero la mujer que respondía a la acusación de Frade negó cualquier vínculo con el asalto: «Mi ex es un mentiroso», se defendió.

Situación laboral inestable

Las pesquisas, sin embargo, van por buen camino. Según ha podido saber ABC, ya ha quedado constatado que hubo asalto. No fue una invención de Frade, hipótesis que llegó a barajarse. Dos hombres, probablemente contratados por una tercera persona, irrumpieron en la vivienda y luego en el consultorio. Hablaron largo y tendido con el doctor, intimidándole, hasta que este les hizo frente, recibió dos culatazos en la cabeza y escaparon. Pero lo hicieron con documentos y una carpeta con más papeles: escrituras de varios pisos y archivos de Hacienda.

La situación laboral de Frade no pasa por el mejor momento. Ha llegado a trabajar para numerosas clínicas privadas, incluso ha operado en Brasil. Pero en los últimos tiempos habían prescindido de sus servicios; apenas seguía colaborando con el Hospital La Fuencisla. Según manifestó a los agentes de la UDEV, era poseedor de decenas de casas, aunque solo consta como propietario de dos: el de la avenida del Mediterráneo y una vivienda en Pozuelo. Precisamente, esa fue objeto de otro extraño robo hace poco. La aseguradora está poniendo trabas al respecto, porque tampoco lo ve claro.

La Policía lo considera así: iban a por dinero y no se descarta que el acuerdo de separación de la segunda esposa no la satisfaciera, conocedora de que Frade podría tener más bienes ocultos. Por lo pronto, las cámaras de videovigilancia de la zona captaron a los dos asaltantes, tanto a la entrada como a la salida del asalto.

Mientras esa ardua labor policial continúa, el doctor hace su propia campaña por su cuenta: ruedas de prensa, desvela datos relevantes de la investigación y lanza acusaciones más o menos veladas tanto dentro como fuera de los despachos. Una manera de buscar publicidad, a juicio de algunos investigadores, que en nada ayuda a la resolución del caso.

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