Rosticería

La (re)construcción del pollo a l'ast en Barcelona

Uno de los platos predilectos de los catalanes (y del mundo) en sus diferentes versiones

Cresta Colorada y su pollo mexicano ABC

Ana Luis Islas

Hace casi una década, Enrique Valentín (Marea Alta), junto con sus entonces socios del Casa Paloma, inauguraba Chez Cocó , una brasserie francesa en la Diagonal, cuyo plato principal era el pollo a l’ast, con un precio medio de arriba de 40 euros. El local sigue abierto, pero cuando abrió pocos le auguraban tanto recorrido. El espacio fue, quizás, un adelantado a su tiempo. Valentín siempre ha tenido buen olfato para las tendencias. En ese entonces, los comensales comentaban que el precio era demasiado alto para comer, después de todo, un pollo rustido. Más de uno se come ahora sus palabras, pues, justamente, lo que en su momento trajo Chez Cocó a la ciudad, innovar con un producto tan trillado como el pollo, se expande por Barcelona a toda prisa.

A Pluma

Una de las aperturas de 2018 fue el restaurante que abrió el excocinero de El Bulli y exdirector del BulliLab, Eugeni de Diego. Primero abrió en Santaló, le siguieron, en 2019, el de Gran de Gracia y Rec Comtal, en el Borne. La gente está encantada con lo que ahí encuentra. Suficientes Michelines y aspirantes a Michelin por metro cuadrado hay en Barcelona, hacía falta que llegara alguien como De Diego, con una visión más terrenal, para darle un pequeño empujón a uno de los platos predilectos de los catalanes (y del mundo, por qué no), el pollo. Olvídense de las aves grasientas y de origen dudoso de algunas pollerías, olvídense de los pollos del coronel. Aquí, el pollo frito sabe a gloria y el pollo a l’ast sabe a paraíso. Las salsas que acompañan, la ensalada de tomate o la escalibada, las patatas, las croquetas, el canelón, así como el resto de los complementos, solo mejoran la experiencia. El resultado: llenos rotundos en sus tres restaurantes. Más de uno piensa, ¿por qué no se nos ocurrió antes? El precio medio, de 20 a 25 euros.

Heat and fresh

También en Gran de Gracia, pero más cerca del metro Fontana, se han dado a la tarea de explorar los diversos sabores del pollo rustido, alrededor del mundo. Por ejemplo, lo preparan como Pato Pekín y lo sirven en tacos; en salsa barbacoa o estilo peruano. Aquí también apuestan por el pollo en todas sus formas: en sándwiches, en sopa, combinado con distintas salsas, en ensaladas y más. Abrieron el verano pasado y han enamorado al barrio entero por la sencillez de su local, de sus platos y la amabilidad de sus camareros.

Coock

Siguiendo la escuela de A Pluma, abrió en noviembre en San Cugat. Es también una rosticería en donde se puede degustar el pollo en todas sus formas , a l’ast, frito, en ensalada César, en macarrones, y más. Nace como el hermano menor del exitoso Bodega Tomás y sus precios son más accesibles, entre 15 y 20 euros. Eso sí, el producto no tiene la calidad que el de su inspiración. Ha sido tal el éxito del A Pluma, que ya le han salido imitaciones hasta en la Barceloneta. ¡Imaginen el despropósito!

Pollos Rikos

En la tradición peruana , de mezclar todas las influencias culturales que llegaron a ese país en la cocina, los pollos no podían ser la excepción. Y así como le imprimen mucho sabor a sus guisos y ceviches, su forma de macerar los pollos ha enamorado a oriundos de Perú, que sienten que viajan de vuelta a su país a través del paladar, pero también a los barceloneses. Gran sabor y excelentes precios. Tienen cuatro sucursales, dos en Barcelona, una en Santa Coloma y otra en Hospitalet. Nadie tiene que quedarse sin probar su arroz o sus patatas fritas. Todo ello, claro, mejor si se acompaña con una radioactiva Inca Kola, diseñada específicamente para mitigar la grasa.

Cresta Colorada

Otro país que tampoco se queda atrás con las tropicalizaciones es México . Este restaurante de Enric Granados abrió hace menos de un año y ya se ha ganado el cariño de sus paisanos y de personas que nunca han cruzado el charco. El pollo de aquí viene acompañado de frijoles refritos, pico de gallo, salsas picantes, aguacate y tortillas de maíz hechas in situ. ¿Algo más? Mezcales, raicilla, sotoles, tequilas, vinos naturales, micheladas deliciosas, tacos que no son de pollo y platos vegetarianos… Muy atrás quedó la experiencia de salir por un pollo frito, casi en chándal, y volver para comerlo viendo la televisión. Ahora, comer pollo se ha vuelto una experiencia en sí misma . ¡Kikirikí!

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