La investigación descarta que el A320 estallara en pleno vuelo sobre los Alpes

Medios franceses informan de que los servicios de rescate comenzaron a recuperar alguno de los cuerpos. Se prevé que el trabajo sea arduo y largo

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El día después de la tragedia del A320 de Germanwings trajo algunas importantes novedades: la primera, que a última hora de la tarde, en torno a las seis y media, se logró recuperar alguno de los cuerpos, según informaron «Le Figaro» y «France TV Info»; la segunda, que aunque se siguen sin conocer las causas de la tragedia, se ha constatado que el avión no estalló en vuelo, y la tercera que el número de españoles muertos en el accidente es de 51, según los últimos datos del Gobierno.

Durante gran parte del día no se pudo recuperar los cadáveres de las 150 víctimas, un rescate extremadamente complicado por lo inaccesible de la zona y porque las malas condiciones meteorológicas lo dificultan aún más si cabe.

Con todo, lo más duro para los allegados es el mensaje que les envían las autoridades en el sentido de que esto va para largo, a pesar del inmenso esfuerzo de cientos de gendarmes, militares, bomberos, forenses y funcionarios galos que desde el minuto uno se han volcado con un desastre que, aun no habiendo víctimas francesas, sienten como propio.

Esto también es Europa

La fotografía en una nave de Seyne-les-Alpes, acondicionada como sala de prensa, del presidente de la República, François Hollande; de la canciller, Angela Merkel, y del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, todos visiblemente afectados, demostraba que Europa no es solo la economía o los juegos de poder, sino también una comunidad de sentimientos. «Vamos a aclarar todas las circunstancias del accidente», dijo el mandatario galo. «Estaremos a la altura de las circunstancias», aseguró por su parte el jefe del Ejecutivo de nuestro país, que estuvo acompañado en la visita por el presidente de la Generalitat, Artur Mas.

Los trabajos de rescate se reanudaron sobre las ocho de la mañana desde el aire. A esa hora comenzaron a volar los helicópteros para llevar material y personal a la zona del impacto. No obstante, la noche ya había sido larga y muy dura para decenas de personas que trabajaron en la montaña, con un frío muy intenso, para intentar abrir un camino por el que se pudiera llegar a pie a ese lugar. No fue posible; la nieve que cayó impidió lo que sin duda hubiera sido un importante avance y, de hecho ya desde por la mañana, responsables del dispositivo advertían de que en esas condiciones era muy difícil pensar que se pudiera recuperar algún cuerpo, lo que finalmente se consiguió.

Pequeños glaciares

Los equipos de rescate destacan que el problema no es solo la fuerte pendiente, sino también el terreno que, por las nevadas, está muy inestable e impide aterrizar a los medios aéreos. Para acceder allí tienen que descolgarse desde los helicópteros hasta alguna roca y la movilidad a partir de ese momento es muy compleja, entre otras cosas porque las bajas temperaturas han formado pequeños glaciares muy peligrosos.

Según explicó uno de los responsables de la operación, la prioridad ahora es montar en la zona un campamento base desde el que se pueda operar con mayor facilidad, pero eso lleva su tiempo. Además, estará muy marcado por las condiciones meteorológicas que haya en la zona. Aquí todos suspiran por una mejoría que, de momento, no llega. En cualquier caso, el que se hayan recuperado los primeros restos es una inyección de moral muy importante para todos.

Nadie desfallece y a cada nueva dificultad se responde con mayor empeño. Los vuelos de helicópteros son constantes hasta que las condiciones de luz lo permiten, lo que ocurre hasta aproximadamente las seis y media de la tarde. Eso no quiere decir que cese la actividad, ni mucho menos. Se sigue estudiando la situación minuto a minuto y se preparan nuevas estrategias de actuación.

Pero si lo que se refiere al rescate en sentido estricto está aún en sus primeras fases, lo que ya está muy avanzado es el dispositivo de acogida para la familias que quieran trasladarse a esta zona de los Alpes.

En Seyne-les-Alpes el pabellón multiusos se ha acondicionado para atender a familias de víctimas alemanas que parecen haber decidido no esperar más y que quieren viajar hasta aquí. Y en Digne-les-Bains, a más de 30 kilómetros de la otra localidad, se ha acondicionado un pabellón en el que ya están instaladas cerca de 200 hamacas, se ha habilitado una cafetería y esperan ya una veintena de psicólogos y traductores para atenderles en lo posible.

Solidaridad

No es, sin embargo, lo más importante de lo que ocurre estos días en esta comarca de unos 160.000 habitantes. Lo más impresionante es la solidaridad de todos y cada uno de los vecinos, que se están volcando, al igual que las autoridades francesas, en responder de la mejor manera ante la enorme tragedia. Muchos de ellos, incluso, han ofrecido sus casas para acoger a los allegados de las víctimas, convencidos de que esa cercanía les hará pasar algo mejor el amargo trance.

Entre esos vecinos movilizados está Amador, natural de Jaén y vecino de Dignes-les-Bains. Este trabajador forestal explicó a ABC que una amiga suya le dijo el martes por la tarde que una de las víctimas del aparato era un conocido suyo. Desde ese momento ha pasado mucho tiempo junto a la base de operaciones de los equipos de rescate para recabar toda la información posible: «Conozco el lugar donde se estrelló el avión y es lógico que haya muchas dificultades para llegar hasta allí; es una zona escarpada, de difícil acceso... A ver si mejora algo el tiempo y se puede abrir una vía hasta allí».

También se ha instalado en el epicentro del rescate una especie de capilla ardiente para que en su momento, cuando comience el goteo de cuerpos recuperados, los familiares puedan tener un lugar de recogimiento, fuera de la mirada de los cientos de periodistas de todo el mundo desplazados hasta aquí, y ser atendidos por los profesionales sanitarios. Esa capilla fue ayer visitada por los mandatarios desplazados a la zona.

Lo cierto, sin embargo, es que de momento son muy pocos los familiares que han llegado hasta aquí, ninguno de España, a pesar de que la Generalitat de Cataluña ofreció fletar hasta tres autobuses. Por el momento esperan a que la recuperación de cuerpos, que se podría demorar aún bastante tiempo, se consolide. Las autoridades locales, conscientes de ello, han hecho llegar a los trabajadores de los ayuntamientos de la comarca el mensaje de que deben estar preparados para una situación que se puede prolongar en el tiempo.

El martes los expertos de Aviación Civil recuperaban una de las cajas negras, la que registra las conversaciones de la cabina, y ayer se encontró la carcasa de la segunda, aunque no la pieza en donde se registran todos los parámetros de vuelo. El director de la Oficina de Investigación y Análisis de la Agencia de Seguridad francesa precisó que se habían podido extraer los datos de la primera y que ya se dispone de los sonidos de todo el vuelo, desde el despegue hasta el momento del siniestro. No obstante, prefirió no comentar si los pilotos eran realmente conscientes del peligro que les acechaba.

Dos testigos

De momento, lo único que está claro es que el el avión A320 no estalló en vuelo, y ello por dos razones: porque los restos del aparato están relativamente concentrados en un área de cuatro hectáreas, y porque dos testigos vieron el aparato segundos antes de estrellarse y no estaba en llamas ni se oyó deflagración alguna. Por supuesto, tampoco se sostiene la hipótesis de que la meteorología jugara un papel decisivo y cobra cada vez más fuerza la hipótesis de un fallo mecánico a bordo de consecuencias fatales...

Mientras se conocían los detalles de la investigación, la noche se echaba en el macizo de Trois Echêves, donde se estrelló el A320, y en Seyne-les-Alpes. Los helicópteros ya no volaban pero arriba, en la montaña, y abajo, en el centro de coordinación, unas 600 personas seguían dando lo mejor de sí para acabar cuanto antes con la pesadilla.

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