Iglesias y Rivera entierran el espíritu del Tío Cuco en el mismo programa en el que lo acuñaron

El líder de Podemos, que admitió que Rivera lo había hecho mejor en su primer debate cara a cara, prefirió encorsetar el encuentro con citas y datos, ante la desesperación del de Ciudadanos, que le acusaba de «demagogia»

MADRID Actualizado: Guardar
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«Más tenso, agrio y duro que el vivido en la anterior campaña», así se anunciaba el nuevo debate cara a cara entre quienes en diciembre decían compartir el objetivo de regenerar la política en España, lo que propició un encuentro de guante blanco, y hoy son líderes del tercer y cuarto partido más votado de España. Ninguno de los adjetivos se quedó fuera en un encuentro bastante más calculado que en la anterior ocasión.

«No sé si este encuentro va a despertar el mismo interés que el primero», temía el moderador, Jordi Évole. También le preocupaba que no se repitiese el tono de cordialidad, y ahí estuvo acertado.

Reunidos de nuevo por la Sexta, Albert Rivera y Pablo Iglesias no quedaron esta vez en el bar del Tío Cuco, sino en una suerte de oficina con el skyline de Madrid como fondo.

Trataron también de quitar hierro a los intercambios dialécticos parlamentarios, donde se cruzaron duros reproches y descalificaciones. «A mí me duele más que no tengamos Gobierno», dijo Rivera.

Estuvieron de acuerdo en exculparse mutuamente de no bajar los costes electorales, pero hasta ahí llegó la cordialidad. Y es que, como señaló Iglesias, «nunca hemos salido de cañas juntos».

El fracaso de la Investidura

«Da la impresión de que somos la opción más fuerte para ganar las elecciones al PP», aseguró Iglesias, que abrió el primero de los reproches a la formación naranja. «El PP y tú habéis impedido el Gobierno», contestó Rivera. «A tí te interesa que siga Rajoy, es un chollo para que vosotros crezcáis», dijo antes de enumerar las posturas de su acuerdo con el PSOE que podían ser coincidentes con el programa de Podemos. Iglesias replicó con la lista de cuestiones no incluidas.

«No hay una segunda parte buena», afirmaba el presentador para abrir fuego. «Segundas partes, no. Pero segundas vueltas, a lo mejor sí», respondía el secretario general de Podemos. «O a lo mejor es que estamos en otro partido», replicaba el presidente de Ciudadanos.

La conversación sobre las etiquetas ideológicas bordeó la comedia.

-«El partido de Podemos va con el partido comunista, y no hay ningún problema. Ahora, nosotros creemos en un modelo más europeo, que tiene políticas más modernas», dijo el líder de Ciudadanos.

-«Hablar en el año 2016 del peligro del comunismo o de la conjura masónica, yo creo que es algo que a la gente le suena completamente a chino», replicó Iglesias.

-«Cierto, en China hay comunismo», interrumpió Rivera.

-«En Corea del Norte hay comunismo también, y sin embargo tenemos que hablar de los problemas de España»

-«La gente es suficientemente madura»…

-«Sí, madura», bromeó el catalán con el nombre del líder de Venezuela

-«Has estado sagaz ahí», ironizó Iglesias

En el capítulo de los posibles pactos futuros, Iglesias acusó a Ciudadanos de dejar «muy claro que quieren un gobierno en el que esté el PP, la gran coalición». «Yo voy a sentarme en la mesa con quien pueda formar Gobierno, con el PSOE, y con el PP. Con Podemos puedo ponerme de acuerdo puntualmente, pero el comunismo», contestó Rivera. Y tras la insistencia del presentador aseguró que «No estaremos en un gobierno con Mariano Rajoy».

Gobernar con Esquerra y Bildu

«Tenderemos la mano al partido socialista», dijo Iglesias sobre sus posibilidades de pacto. «Nos parece bien de que vosotros penséis igual que el PP», acusó a su interlocutor. «Fuerzas políticas vascas y catalanas, acuerdos de investidura, pero no de Gobierno», dijo Iglesias. «Establecer un apartheid con fuerzas políticas legítimas es una barbaridad».

«Pues a mí se me hace difícil pensar que Pablo quiera gobernar con Bildu o Esquerra Republicana. Una cosa es hablar con partidos legítimos y otra gobernar con ellos», respondió Iglesias.

En cuanto al fracaso de la investidura, el madrileño aseguró que «al partido socialista le prohibieron pactar con nosotros», y el dirigente catalán discrepó: «No hubo gobierno por personalismos».

Luego dieron sus puntos de vista sobre educación (Ciudadanos no suprimirá la educación concertada, Iglesias sí lo hará), medio ambiente y sanidad. Punto en el que se enzarzaron en la presunta acusación de «criminal» que Iglesias hizo a Amancio Ortega tras hacer este una donación económica a la sanidad pública.

Pero el capítulo más intenso fue sobre los refugiados, donde, pese a coincidir aparentemente en lo básico, llegaron a elevar la voz hasta tonos inéditos. Y es que Iglesias desempolvó supuestas posturas de Ciudadanos sobre la tarjeta sanitaria y el bombardeo en Siria, que les llevó a una indignada discusión en la que Rivera se explicó a duras penas ante la insistencia del líder de Podemos en sus argumentos; fiscalidad y salario mínimo, donde discreparon sin posible acuerdo con posturas y argumentos conocidos. «Te lo inventas», decía desesperado Rivera mientras Iglesias explicaba la supuesta política laboral de Ciudadanos.

Reproches sobre aquellos lugares donde gobiernan o apoyan gobiernos respectivamente y algún titular sobre Venezuela continuaron erosionando el cacareado espíritu del Tío Cuco.

«Quien más veces ha visitado Venezuela de la política española es este señor (Pablo Iglesias) que tengo delante», dijo Rivera para explicar su postura y su viaje. «Ayúdanos a sacar los presos políticos, tú que tienes mano en el gobierno de Maduro», pidió el de Ciudadanos al de UP.

«Lo que dice el PP es lo que dices tú. A algunos os gusta creer en los derechos humanos según dónde», contestó Iglesias. «¿Si te invitan irías?» (a Venezuela), preguntó Rivera a Iglesias... Pregunta que nunca fue contestada y se desvió el asunto a una reciente polémica de Rivera sobre su definición de las dictaduras. Y así siguieron, sin dejarse hablar el uno al otro sobre el tema del que cada cual quería remarcar.

Rivera sacó a la luz los 7 millones recibidos por la organización de Iglesias desde Venezuela, y el de UP esquivó la cuestión asegurando que eso no era acusación alguna.

Terminaron hablando de comunicación política y de su omnipresencia en televisión. Iglesias marcó distancias: «Yo que tengo opciones de gobernar, a lo mejor no debería sentarme con una opción que las encuestas sitúan como cuarta fuerza, pero había dado mi palabra», para estar en el programa.

«Han cambiado cosas, para bien y para mal, y quizá para mal es el nuevo tono», admitió Rivera. «Tenemos la obligación, esos sí, de que no se vuelvan a repetir las elecciones», sentenció.

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