La globalización y el comercio electrónico han impulsado el auge de las falsificaciones
La globalización y el comercio electrónico han impulsado el auge de las falsificaciones - efe

El mercado de falsificaciones mueve cerca de 1,6 billones de euros al año

Para las empresas españolas supone unas pérdidas de 4.000 millones

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No sólo son relojes y bolsos. El mercado de las falsifaciones se ha convertido en un auténtico agujero negro para sectores tan relevantes como el farmacéutico, el automovilístico o el tecnológico. Un mercado ilegal que mueve cerca de 1,59 billones de euros al año y que ha tenido un crecimiento exponencial, del 280%, desde 2008. La expansión de los productos falsos ha llegado a tal punto que actualmente mueve tanto dinero como el tráfico de estupefacientes.

Según un estudio elaborado por la aseguradora Zurich, «Falsificaciones: nuevos riesgos en la cadena de valor a nivel global», las consecuencias que el auge de las falsificaciones afectan a la economía global. La compañía estima que este negocio provoca la pérdida de cerca de 2,5 millones de empleo alrededor del mundo, además de un coste para el herario público (entre la evasión fiscal y los costes extraordinarios) cercana a los 62.000 millones.

Son varios los motivos que han impulsado este mercado sumergido. Por un lado, la implantación de la globalización ha favorecido un libre comercio de mercancías procedentes de países que no pasan unas medidas de seguridad tan exigentes como las de los países occidentales. Por otro, el auge del comercio electrónico, que en muchas ocasiones no cuenta con una regulación tan estricta como el físico, también ha permitido la proliferación de productos fraudulentos. A todo ello hay que sumarle la coyuntura económica, un indicador que justifica el incremento de bienes que, si bien no son auténticos, sí que suelen ser más económicos.

Por sectores, entre los bienes falsificados que fueron incautados en 2013 por las aduanas de la Unión Europea, un 20,6% fueron relojes, un 14% gafas y joyas y un 13% ropa y complementos. Sin embargo, los productos interceptados durante este año en Estados Unidos procedían de otras industrias, como la farmacéutica, la electrónica o la automovilística, lo que refleja la versatilidad de esta estafa.

Además del impacto económico, este mercado repercute gravemente en la reputación y la marca de las empresas. Javier Santacruz, analista del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), explica que «las falsificaciones provocan una crisis de confianza en una gran cantidad de sectores», quedando afectadas inversiones y transacciones de compraventa debido a la pérdida de confianza y el deterioro de la marca. Según Santacruz, las consecuencias de las falsificaciones son relevantes «más que por lo que se pierde, por lo que se deja de ganar.

Además, las falsificaciones también tienen su réplica en otros ámbitos, como la salud del consumidor. Zurich cita en su informe el caso de un falso medicamento contra el cáncer que, a pesar de los controles de seguridad, llegó a comercializarse en 2012. El producto, que no contenía ningún componente activo para combatir la enfermedad, inició su producción en una empresa llamada Sawa en Egipto y fue pasando por países como Suiza, Dinamarca o Reino Unido hasta llegar a América.

José Ramón Pin, experto del IESE, añade que, durante los últimos años, «se ha producido un auge en el tráfico de anabolizantes falsos» en lugares como gimnasios y centros deportivos. Este hecho, según su opinión, supone no solo un problema económico, sino también sanitario. «El problema de estos productos es que no tienen ningún tipo de garantías y puede incluir componentes tóxicos».

Ante todos estos productos fraudulentos, las corporaciones del sector público y privado han aumentado su colaboración. En España, existen asociaciones estatales como la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), que han alertado del auge de objetos falsos. Según sus informes, los españoles gastan alrededor de 1.000 millones de euros en productos falsificados, lo que se traduce en una pérdida de más de 4.000 millones de euros en ingresos anuales para las empresas convencionales y una destrucción de 50.000 puestos de trabajo.

«Una lista interminable»

Según Patricia García-Escudero, directora general de la OEPM, la mercancía falsa intervenida en 2014 por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y por la Agencia Estatal de Administración Tributaria (Aduanas) habría alcanzado en el mercado un valor superior a 300 millones, siendo Andalucía, Madrid, Cataluña, y la Comunidad Valenciana las regiones donde se producen más incautaciones. Las falsificaciones que más triunfan en España siguen siendo los textiles, los juguetes, componentes electrónicos y el calzado, según los datos facilitados por la Agencia Tributaria.

Sin embargo, como en EE UU, su impacto está ampliando sus ámbitos. Sanidad ya ha advertido de que el 80% de los medicamentos vendidos a través de internet están falsificados, mientras que otros productos como automóviles o bebidas también han sufrido un repunte en España. «La lista es interminable y afecta cada vez a un abanico más amplio», asegura García-Escudero. Desde la OEPM destacan que existe una coordinación de organismos en este ámbito, pero la última palabra sigue siendo del consumidor: «la falsificación es una lacra que, desgraciadamente, se está convirtiendo en un fenómeno socialmente aceptado».

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