El Fandi, con su primer toro de Garfias
El Fandi, con su primer toro de Garfias - efe

El Fandi, una de cal y otra de arena en La México

El picador César Morales recibió una gran ovación en una Monumental con una pobre entrada por el Súper Tazón

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David Fandila «El Fandi» no pudo refrendar el triunfo de su primera tarde en la Temporada Grande, al tener una tarde de cal y arena en su regreso.

El toro menos malo de un complicado, deslucido y sin motor encierro de Garfias, una vacada de prestigio, recayó en el granadino, que fue paciente y estructuró una faena que a la postre tuvo detalles importantes que encontraron eco en el tendido. Ya se había lucido, lo que no es noticia, con las banderillas.

El Fandi fue inteligente al no atacar demasiado al toro para evitar que se rajara en la muleta. Así logró algunos muletazos que fueron coreados por el público capitalino, escaso por cierto, ante el atractivo televisivo que resulta el Súper Tazón.

Lo mató trasero, tardó en doblar y todo quedó entonces en un intento de ovación que no se concretó.

El mismo diablo

Pero salió el quinto, de astifinas y paliabiertas defensas, que fue el mismo diablo. Con el capote se acostó, con las banderillas rebrincó y con la muleta se coló. El Fandi no quiso exponer en demasía, acertada decisión porque no lo merecía el astado, y cortó por lo sano, aunque se puso pesado con la espada y entre pinchazos y descabellos oyó dos avisos y las protestas del público.

Uriel Moreno «El Zapata», que brindó a Fandila su segundo toro, hecho que el propio español hizo en el quinto, solamente pudo lucir en banderillas, pues sus astados resultaron deslucidos.

Mario Aguilar, quien le brindó al empresario de Las Ventas Manuel Martínez Erice -en el palco de Herrerías con su nuevo torero Castella que encabeza el Aniversario 69-, solamente pudo echar mano de su valor sereno, aún cuando es un torero de mucha calidad, pero que esta vez no pudo poner de manifiesto ante lo deslucido de sus dos astados.

El encierro de Garfias tuvo una cualidad: haber peleado de frente con los picadores, provocando un par de derribos y momentos emocionantes como el del primer astado, que fue picado extraordinariamente bien por César Morales que, en un detallazo, cuando su jefe de cuadrilla Zapata lo llamó al tercio, no lo hizo solo, sino con su caballo «Merry», que disfrutó también de la ovación.

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