Raymond Carver dejó huella en los talleres de «escritura creativa» de Iowa
Raymond Carver dejó huella en los talleres de «escritura creativa» de Iowa - abc
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Iowa City

Uno quiere ser Luis Cernuda o Ernest Hemingway, y uno lo que no quiere ser es Menéndez Pidal o Harold Bloom. A lo mejor Harold Bloom sí, no sé, hay gente «para todo»

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La forma de llegar a Iowa City, viniendo desde España o desde Europa, es a través del aeropuerto de Cedar Rapids. Es un aeropuerto pequeño, luminoso, tranquilo; se agradece que haya un aeropuerto humano en un mundo lleno de aeropuertos gigantescos. Hay wifi gratis, lo que te pone de buen humor inmediatamente.

Al aeropuerto de Cedar Rapids se llega desde otros dos aeropuertos: desde el aeropuerto de Chicago o desde el de Atlanta. Es divertido. Cada vez que voy o vuelvo de Iowa no sé qué escala me tocará, si Chicago o Atlanta. Lo que sí sé es que tanto el aeropuerto de Chicago como el de Atlanta también tienen wifi gratis. Así que te pones morado de mandar guasaps a todas tus amistades, a toda tu familia, o la familia que te quede.

Me gustaría tanto mandarle un guasap gratis a mi madre muerta desde Chicago. Todos los lavabos de estos aeropuertos están magníficamente limpios y siempre hay abundante jabón de manos a tu disposición, esto también es importante y creo que guarda estrecha relación con el mundo civilizado y por tanto con la literatura.

La vida en Iowa City gira entorno a la universidad. Cabe hacer un símil, Iowa es como una especie de Salamanca. Aunque en proporción demográfica, estaría más cerca de ser como Soria. Iowa es una Salamanca cuyo pilar intelectual más sólido es la literatura. Los estudios de escritura creativa aquí tienen rango de estudios universitarios reglados. Claro, lo que la gente quiere es ser escritor, y lo que la gente no quiere es que le den la brasa con estudios históricos o filológicos sobre la literatura. Uno quiere ser Luis Cernuda o Ernest Hemingway, y uno lo que no quiere ser es Menéndez Pidal o Harold Bloom. A lo mejor Harold Bloom sí, no sé, hay gente «para todo».

En el aeropuerto hay «wifi» gratis, lo que te pone de buen humor

Iowa fue declarada por la UNESCO ciudad de la literatura, como lo fue también el Dublín de Joyce. Y en Iowa han ejercido la docencia en esa escurridiza disciplina a la que se llama «escritura creativa» nombres legendarios de las letras estadounidenses como Flannery O’Connor, Robert Lowell, Raymond Carver, John Cheever, Kurt Vonnegut o Philip Roth y también nombres de las letras en español como José Donoso u Óscar Hahn. Donoso, además, cedió a la Universidad de Iowa buena parte de sus diarios.

La hija de Donoso, Pilar Donoso, quien tuvo un final innecesariamente triste, habla de Iowa en sus memorias familiares, tituladas Correr el tupido velo (2009). Pilar Donoso recuerda la euforia cultural que vivió Iowa a finales de los años sesenta y la amistad de su padre con Kurt Vonnegut. Al taller literario de Donoso en Iowa acudieron escritores norteamericanos como John Irving, Gail Godwin, John Casey y Nicholas Meyer. Pilar Donoso describe en su libro un encuentro con Saul Bellow, quien precisamente había ido a Iowa a dar una conferencia.

Los escritores norteamericanos también hacen bolos. Van y vienen por Estados Unidos dando lecturas, talleres y conferencias. Ahora son también los escritores latinoamericanos quienes van de bolos por Estados Unidos, porque la lengua española tiene una presencia incuestionable en ese país, aunque sea sólo una presencia biológica y su apreciación como lengua de cultura aún sea discutible. Los hijos de la emigración latinoamericana hablan inglés perfectamente, pero escriben en español. Eso es una paradoja, que conduce hacia un bilingüismo del que nadie habla demasiado, como si fuese algo incómodo. Es acaso una incomodidad de ida y vuelta: el español está allí, y el inglés también.

El tallerismo literario cruza Estados Unidos, pero nació en Iowa en 1936

Tiene su gracia: si se encuentran un escritor estadounidense y un escritor en español en uno de esos aeropuertos que juntan universidades donde se enseña a escribir, los dos escritores hablarán en inglés, obviamente. Pero uno de los dos se sentirá amenazado, y no sé cuál. Realmente, no lo sé. Puede que todo Estados Unidos sea una celebración de la amenaza. Los latinos votan a Obama, a la espera de la llegada de un Willy Sánchez o un Kevin Pérez que se siente en la Casa Blanca.

El tallerismo literario cruza Estados Unidos, está implantado en casi todas las universidades americanas, pero esta disciplina nació en la Universidad de Iowa en 1936. Mientras los españoles convertían España en un taller de escritores muertos, los universitarios de Iowa convertían su ciudad en un taller de escritores vivos. No se puede enseñar la genialidad literaria, pero sí despertarla pronto en quien la tiene y disciplinarla. La pujanza del español ha hecho que en la actualidad Iowa haya creado un MFA de escritura creativa en esa lengua, en donde dan clase los escritores Horacio Castellanos, Ana Merino y Luis Muñoz.

Me imagino cómo serían estas tierras de Iowa antes de la llegada del hombre blanco, y los altos árboles de Iowa me dicen «estábamos mejor sin vosotros, pero ya que habéis venido y tú has venido, anda, celébrame con un buen soneto, un soneto con amor, please».

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