pan y circo

El segundo tiempo

'Los últimos veinte minutos ante el Real Madrid supusieron una auténtica losa para el aficionado'

Lunin tuvo algo de trabajo en la primera mitad. a. v.
Pepe Reyes

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Nunca segundas partes fueron buenas. Al menos en lo que respecta al Cádiz esta temporada, tal como se vino a demostrar, una vez más, el pasado domingo frente al Real Madrid. Tras un primer tiempo notable de los amarillos, en el que se supo contener al rival con una presión conjunta y adelantada, donde se movió el balón con cierta fluidez por momentos y hasta se dispuso de tres remates francos de cabeza que no encontraron portería, se procedió al ya habitual derrumbe progresivo en el segundo período.

El equipo ya parecía otro, no se disputaban los balones con la misma intensidad, no se combinaba con la soltura anterior, no se llegaba a tiempo a la presión...hasta que los goles fueron cayendo. Los últimos veinte minutos supusieron una auténtica losa para el aficionado, que aterido con la humedad de la noche y ya resignado a la derrota, contemplaba deambular a su equipo como un alma en pena sobre el campo. Había ocurrido en otras ocasiones, sucedió de manera calamitosa y casi sonrojante en Getafe y ha vuelto a suceder contra el Madrid: los amarillos sólo compiten la mitad de los partidos. Lo cual es altamente preocupante. Tal vez se trate de un problema físico generalizado, del agotamiento de tantos jugadores con escaso ritmo de juego debido a las múltiples lesiones, puede deberse a una cuestión emocional colectiva, o a un compendio de todas ellas.

El caso es que hay que ponerle inmediato remedio, porque los encuentros siguen durando más de 90 minutos y se necesita imperiosamente empezar a sumar puntos. Objetivo al que poco ayuda también la nula aportación de esos futbolistas llamados a servir de revulsivo en las segundas partes y cuyas salidas al césped suponen más una rémora que otra cosa. Los casos de Machis y Maxi Gómez, flagrantes fichajes llamados a marcar diferencias, constituyeron en el reciente duelo tan penosos como preclaros ejemplos de ello. Los inminentes duelos en Mallorca y Vigo adquieren ya el rango de trascendentes. Óptimas plazas para obtener la victoria, si los segundos tiempos lo permiten.

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