pan y circo

Primer 'match ball'

'Ni pretéritas luces ni las recientes sombras del pasado intervendrán en la ocasión'

Meré, Maxi Gómez, Ocampo y Álex, en un entrenamiento. ccf
Pepe Reyes

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Llegó la hora de la verdad. El dilatado reguero de partidos perdidos, el inmenso, dramático desierto que conforman tantos encuentros sin ganar, pueden encontrar su oasis salvífico esta jornada. En tan paupérrima temporada, la suerte de contar con varios compañeros de viaje, ubicados en las catacumbas de la clasificación, nos ofrece la inopinada oportunidad de enmendar aún la delicada coyuntura.

La inminente cita frente al Celta supone el primer 'match ball' de los muchos que todavía restarán en caso de salvarlo, un duelo a vida o muerte que estamos obligados a superar si queremos mantener viva la esperanza de la permanencia. Ni pretéritas luces ni las recientes sombras del pasado intervendrán en la ocasión. De nada servirá el dictado de la severa estadística, que depara tan pobre bagaje de los amarillos durante la presente campaña, ni de nada valdría apelar a celebradas épicas y hazañas conseguidas en tiempos lejanos. Sólo interesa el presente. Un presente, cuyo desenlace marcará el devenir del futuro del Cádiz y de su afición. O permanecemos en vilo, con la incertidumbre del desenlace final que nos depare el destino al término de la liga, en caso de victoria el domingo. O, en caso de derrota, estos meses que restan para su fin pueden convertirse en un auténtico infierno de desidia y hastío.

Pocos argumentos tangibles se advierten para entregarse al optimismo para la trascendente lid. Pero sí existen indicios de vida a los que agarrarse, ya que el equipo ha demostrado poseer hálito de vida en muchas ocasiones y hasta se ha hecho merecedor de un mejor resultado en partidos que no consiguió ganar. Sin ir más lejos, en la reciente visita a Pamplona ofreció muy buena imagen durante bastantes minutos de la primera parte, en la que sólo faltó el acierto final en varias jugadas de gol. Alguna vez, esta aciaga racha habrá de cambiar. Este domingo urge la victoria, pero que la obsesión por conseguirla no nuble la cordura, pues el empate nos dejaría muy tocados, aunque vivos, mientras que la derrota nos mandaría al abismo.

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