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La pizarra del Getafe - Cádiz
Los de Sergio preocuparon en muchas facetas del juego y de la forma física en un encuentro del que sacar muchas lecturas negativas
El doloroso tropiezo en el Coliseum de Getafe dará mucho que hablar, entre otras cosas, porque el calendario marca que el Cádiz CF estará sin jugar veinte días. Por tanto, y gracias a las dos pésimas imágenes dejadas por el once amarillo en Copa y Liga, el entorno del equipo no está ni mucho menos para tirar cohetes.
La cara de Sergio era un poema; muchos, incluso, veían en su rostro la viva imagen de la preocupación por su trabajo. La rémora de haber puntuado solo tres puntos de los últimos 24 sólo es recordada al inicio de la temporada de cero puntos de quince posibles. Entonces el calendario empezó fuerte y los rivales (Real Sociedad, Athletic o Barcelona) no eran moco de pavo; ahora, en cambio, el trayecto ha sido más largo y duradero y por el camino han pasado todo tipo de equipos.
Hay preocupación y es lógico que la haya. El no estar en puestos de descenso se debe a que hay clubes que están pasando peor racha, pero la imagen dejada en Getafe puede ser y será el ultimátum para un entrenador que tiene por delante más de dos semanas para preparar el duelo ante el Madrid -donde deberá dar una presentable imagen- y la gran final de Balaídos.
1. Equipo de toque
Sacó Sergio un equipo que invitaba a creer en la posesión de balón dado que en el centro del campo estaban Kouamé y Alcaraz y en las bandas los que deben ser más influyentes como Machis y Navarro. Arriba aparecía Roger, un jugador con mayor calidad para tocar que tino para marcar. Y detrás, Javi Hernández y Víctor Chuts, dos hombres que se manejan bien con el balón en los pies, serían los centrales con los que el Cádiz debería sacar el balón jugado.
Este once se mantuvo digno sobre el campo en un duelo entre dos equipos que se intercambiaron golpes durante una primera parte que acabó con empates a los puntos y a Djene expulsado.
2. Cambio de planes
Se ve que Sergio quiso tocar algo el plan inicial. Y si antes de la primera parte tuvo el inconveniente de ver como Meré se le lesionaba en el calentamiento, en el descanso se encontró con el percance de Robert Navarro, que sufrió una conmoción. Al asturiano lo sustituyó con Chust mientras que al catalán por Álex, que se colocó en la banda izquierda de un intrascendente 'one more time' Darwin Machis.
El equipo, entre unas molestias en la pierna de Ledesma que no le dejaban sacar en largo, y la superioridad numérica abandonó por momentos el patadón a seguir a Chris Ramos y se dedicó a sacar la pelota jugada desde atrás. El resultado no pudo ser peor y las carencias de calidad en este aspecto pronto salieron a relucir. Sólo hay que ver como un Getafe con diez se percató del asunto y fue a presionar al área contraria metiéndole el miedo en el cuerpo a una defensa timorata y exenta de calidad.
3. Carrusel de cambios para peor
Por enésima vez, Sergio volvía a mover el banquillo debilitando a los suyos. Puede que por cansancio o agotamiento, pero ante un rival en inferioridad escuchar eso es poco más que un sacrilegio. El caso es que retiró a Alcaraz y sacó a Escalante, que sigue sin estar. Pasaron los minutos y nada y refrescó a la delantera sacando a Roger y Chris Ramos por Guardiola y Maxi López. Nada de nada. Y por último, antes del añadido, entraba Negredo por Kouamé. Ruina. Tanta que hasta el Getafe pudo hacer el segundo tras la enésima pifia en la salida de balón, en este caso de Iza, reincidente en este lance tan desafortunado.
Acabó el Cádiz desdibujado y haciendo sin hacer la guerra por su cuenta. Entre las prisas y las pésimas sensaciones a la hora de darse el balón, fueron pasando los minutos sin que los amarillos inquietasen siquiera a una defensa getafense que despejaba y despejaba plácidamente cada balón colgado que llegaba a su campo, porque a su área apenas se llegó.
