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La pizarra del Cádiz 2-2 Celta
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Una buena versión cadista no es suficiente para ganar a un rival con mayor eficacia y que obliga al cuadro de Pellegrino a tirar de épica para al menos sumar un punto vital
La crónica del Cádiz 2-2 Celta
¿El empate de la inflexión?
El Cádiz ofreció su mejor versión de la temporada. Se vio desde el minuto uno que iba a por el partido, empujó al Celta a su área, tuvo ocasiones, pero a este equipo le siguen penalizando dos cosas vitales en Primera División: la falta de eficacia arriba y los fallos atrás. Si en ambas cuestiones el conjunto cadista falla está prácticamente muerto y frente al Celta lo estuvo muchos minutos.
Una vez más quedó demostrado que este Cádiz ni ofreciendo su mejor juego le da para ganar y eso es un problema importante. Ya pasó con Sergio en los famosos partidos de los empates de diciembre y le está pasando a un Mauricio Pellegrino cuyo bagaje es de 3 de 15 puntos posibles.
El Cádiz fue superior al Celta pero en una jugada el cuadro vigués le contó de que va la película con el gol de Aspas. Los amarillos (celestes) se recompusieron pero siguen fallando lo imperdonable y eso el Celta lo aprovechó para meter el segundo y dejar helado un Carranza que volvió a creer con el gol de Junmi y estalló de alegría contenida (el empate no da para más) con el golazo de Machis en el descuento. ¿Será un punto de inflexión el golazo del venezolano? Habrá que creer que sí.
1. El gran inicio lo apaga Aspas
Pellegrino salía con cuatro cambios en el once titular: Javi Hernández, Iza, Sobrino y Maxi Gómez. La apuesta por el delantero es tan arriesgada que el propio Maxi le demostró que lo era haciendo un partido, otro más, totalmente desaparecido. Y con todo con esas el Cádiz salía como una moto, metiendo al Celta atrás y llegando a la portería rival. Eso sí, sin tiros a puerta.
Carranza y el equipo se quedaba totalmente frio con un gol de Aspas al primer toque tras una jugada por la izquierda. El ímpetu cadista se desvanecía durante muchos minutos, viendo que otra vez el cuadro gaditano recibía un golpe a las primeras de cambio.
2. Fallo atrás y gol
Los de Pellegrino trataban de recomponerse al tanto gallego. La primera era atacar la banda izquierda de Manu Sánchez, de ahí que todo el peligro cadista llegara por esa zona, sobre todo en la recta final de una primera parte en la que el equipo gaditano se recomponía tras el mazazo del primer tanto.
Tras el descanso, y sin cambios, el Cádiz volvía a presionar arriba pero sin tanto ímpetu como en el comienzo del choque. Sin embargo, el cuadro local se olvidaba de defender y en un desajuste imperdonable llegaba el segundo tanto del Celta y una sentencia que se quedó por fortuna en el aire. Las caras del banquillo cadista y de la afición eran de descenso, pero el partido no había acabado, quedaba un mundo.
3. Los cambios funcionan
Pellegrino movía el banquillo y al fin le funcionaba. Sergi Guardiola, Chris Ramos y Kouamé entraban en el partido y los cambios aportaban dos siglos después. El equipo fue mejor y encontró mayor impulso en los metros finales, sobre todo con un Kouamé que daba mayor calidad al juego cadista.
Juanmi a los 8 minutos del segundo gol del Celta metía al Cádiz de nuevo en el partido con un buen centro de Guardiola y a partir de ahí el encuentro comenzaba de nuevo. Sin embargo, el Celta trataba de enfríar el encuentro con constantes pérdidas de tiempo y sin que se jugara demasiado tiempo.
El Cádiz trataba de tener ocasiones pero le costaba generar peligro hasta que en el tramo final entraba en el campo Darwin Machis por Robert Navarro. El Cádiz acababa con Alcaraz y Kouamé en el centro, la entrada de Zaldua por Iza que se iba tocado, mientras que en ataque Machis se iba a la izquierda, con tres delanteros: Chris, Juanmi y Guardiola.
Con diez de descuento por delante, el Cádiz tenía ocasiones claras de nuevo hasta que una genialidad de Machis daba un empate épico a la par que insuficiente pero que puede valer de cara a la moral de un equipo que sigue ávido de buenas noticias.
