cádiz - barcelona

La pizarra del Cádiz 0-1 Barcelona

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Partido correcto del equipo cadista que no es suficiente para siquiera empatar ante un rival a medio gas, que se nutre de un inadmisible fallo amarillo para ganar

Pequeña trifulca en el partido antonio vázquez
Rubén López

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Falta valentía y más fe

No míster. No. Suelo acudir a prácticamente todas y cada una de las ruedas de prensa del entrenador del Cádiz. Puedo contar con los dedos de una mano en las que por diferentes motivos me he ausentado, por ello puedo decir que escucho de manera concienciuda lo que en este caso Mauricio Pellegrino explica cada semana, con el añadido importante de que tengo siempre la oportunidad de preguntarle.

Y el otro día, fuera de micrófono, me decía de manera cortés y educada que siempre le hago las mismas preguntas. ¿Es una final lo del sábado? ¿Hay que ganar sí o sí? Preguntas que seguiré haciendo, pues aunque el técnico trata de torerarlas de cara a quitar presión a sus jugadores, la situación del Cádiz está invitando cada vez más a que ya cada partido sea una final.

La sensación es que Pellegrio sigue sin querer derse cuenta que su equipo ya está jugando finales desde hace un mes. Y lo está haciendo porque está lejos, porque tiene que remontar, porque hasta su llegada solo había ganado dos partidos y porque ahora cada semana sin sumar es un bala menos en la recámara.

El orden, la sobriedad y la solidez son cuestiones que Pellegrino está tratando de inculcar a este Cádiz pero se le está olvidando que todo eso es muy válido si estás en la jornada tres del campeonato. Al argentino se le está olvidando la valentía y el riesgo como elementos fundamentales para un equipo que necesita ganar como el comer, ya sea al Barcelona, Granada o al próximo rival el Girona. De nada vale ser conservador con 0-1 al descanso y no hacer cambios hasta que queden 20 minutos.

Porque a este Cádiz le faltó descaro, atrevimiento y sobre todo empuje para al menos empatar ante un Barcelona discreto, plagado de rotaciones y que se limitó a tener la pelota y hacer bueno un gol que nunca le deberían meter a un equipo como el Cádiz. Los amarillos dejaron escapar una buena oportunidad de sumar por su cobardía y su incapacidad de meter en aprietos al rival. No se puede decir que el choque fuera malo por parte cadista, pero ahora mismo la corrección no es suficiente.

1. Ousou y Álex, responden

Ousou y Álex eran las dos novedades en el once cadista por Fali y Kouamé, y lo cierto es que es ambos respondieron. De hecho, el sirio fue de los mejores del Cádiz demostrando que puede ser un central importante en el conjunto gaditano.

El guión del partido se sabía claramente: toda la posesión para el Barcelona y el Cádiz a perseguir la pelota y tratar de robar. Los de Pellegrino querían no cometer errores, ser un equipo ordenado y luchar cada balón como si fuera el último. Por muchos momentos del arranque el partido era plano, pasaba poco y el Cádiz se mostraba muy sólido, eso sí casi sin asomar por la portería de Ter Stegen, como si el empate fuera bueno de antemano.

2. Otro fallo incomprensible atrás

Con el paso de los minutos y cuando el Cádiz comenzaba a tener llegadas, un córner absurdo acababa en gol de Joao Félix. Una chilena en el área pequeña ante la inocencia de Iza. Gol inadmisible a balón parado de un equipo que no tiene dicha especialidad ni mucho menos.

Un jarro de agua fría para un Cádiz que buscaba desmarques a la espalda con Chris Ramos pero que echaba de menos más participación de jugadores como Sobrino y un Robert Navarro al que le costó la vida conducir algún balón ante la defensa culé.

Con la segunda parte se esperaba un Cádiz más agresivo, más intenso viéndose por detrás en el marcador. Por momentos apretaba el conjunto cadista presionando arriba siempre la salida de balón de Ter Stegen pero sin poder robar en la salida de pelota del conjunto blaugrana. El Barcelona también presionaba, lo que obligaba a Conan a sacar rápido y hacerlo en largo.

Los amarillos trataban de ganar segundas jugadas, empujar pero costaba ante un rival que movía rápido la pelota y se defendía con el balón en sus pies.

3. Empuje sin fe

Cuando apenas restaban 20 minutos al fin Pellegrino hacía cambios metiendo a Machis, Samassekou y Roger. Inexplicáblemente quitaba al delantero con más gol, Juanmi, para cambiar poco el dibujo y meter más fuerza en el centro del campo. El Cádiz lo intentaba con atisbos arriba pero sin la capacidad suficiente de hacer daño salvo el disparo del centrocampista de Mali.

Faltaba más desequilibrio y descaro por parte de un equipo que seguía encorsetado y más pendiente de no encajar, cuando un punto podía ser vital en la clasificación. Para muestra que el Cádiz apenas dejó espacios atrás, que repito no es malo ni mucho menos, pero tampoco lograba tener ocasiones arriba.

Chust, tocado, dejaba su sitio a Lucas Pires para que el Cádiz acabara con Javi Hernández de central y arriba con Machis, Roger, Maxi y Sobrino. Ni con balones al área, corazón y alma, el Cádiz inquietaba al Barcelona. Una oportunidad perdida merced a la falta de ambición y de creerse que ganar no hubiera sido descabellado, pero para eso hace falta creer en los riesgos.

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