la platea

Oiga, que el fútbol es lo de la pelotita

El Cádiz CF repartió a los medios la noticia y la imagen de la tesis de su vicepresidente. ccf
Mauricio García

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Pues seguramente el señor Contreras se habrá convertido en doctor con su tesis sobre le inteligencia artificial y el futuro en los clubes de fútbol. Pero permitame que le diga una cosa: Oiga, que el fútbol es lo de la pelotita, lo de los once jugando en el verde para meter un gol más que el contrario y ganar un partido.

Lo de la industria, los terrenos de Delphi, la inteligencia artificial y demás, igual puede estar bien, pero al que está en la platea, al que paga su abono, al que esperó a su equipo para animarlo el domingo antes de enfrentarse al Mallorca, lo que le importaba era ganar ese partido. Que los suyos, los de amarillo, ganaran en el césped, en lo del fútbol.

Y se fue de allí cabizbajo, resignado, en silencio. Y a veces en los silencios se puede leer más que en las redes sociales, incluidas las del club, esa que nos habla de la tesis del señor Contreras, la que nos cuenta un nuevo evento empresarial o la que nos repica alguna frase grandilocuente del presidente como que está seguro de la salvación.

Que no, que esto no va de eso. Que esto es una empresa, sí, pero que la empresa va al sumidero si lo nuclear no funciona. Y lo nuclear es lo del verde, lo de la pelotita, lo de los once en el campo, lo de tener buenos jugadores y cuando los tenga y funcionen, ponerlos en valor y venderlos, y luego traer a otros y lo mismo. Y así crece en lo deportivo, y creciendo en lo deportivo luego crece en lo económico y ya monta la ciudad deportiva con un campo de fútbol, un teatro o un descampado para hacer barbacoas si quiere.

Mientras tanto, lo de la inteligencia artificial, los eventos empresariales y los terrenos de Delphi viene a ser como el fútbol milonguero de la filosofía, el del que habla que para defender en zona hay que vivir en zona, el de los bloques altos, bajos o entreplantas, el de la convergencia entre laterales y extremos o el de la zona de calor del campo y las veces que el jugador ha pestañeado haciendo un sprint o ha dicho mu al saltar para despejar un balón.

Escuchen los silencios de la grada. Puede parecerle un alivio al presidente de turno cuando el equipo va mal, pero detrás esconde mucho más. La resignación de una afición que ve como los dirigentes de su club se distrae con proyectos de equipo Champions cuando a los once suyos, a los de la pelotita y el verde solo le da para ganar cuatro partidos de 33.

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