Desde la Platea
El día de la magia
Creo que el entrenador del Cádiz CF sí que va a tener que ser un verdadero mago para salvar la situación y que esto no termine en hecatombe...
El jueves se celebró en España el Día Internacional de la Magia en el Fútbol, donde los representantes de jugadores, que más quisiera yo tener alguno a mi lado para que me hicieran negocio, colocaron a sus chicos a los directores deportivos de los equipos, que ahora se encargarán de vestir la mercancía a base de poesía para convencer a sus aficiones.
La magia de colocar a jugadores sin minutos, en ligas perdidas o descontentos en sus destinos actuales a directivas forzadas a hacer ver a sus abonados que algo se está haciendo. Una vez colocada, es tiempo de los presidentes y directores deportivos de volver a hacer magia, esta vez en forma de palabra. Aliñar lo que viene siendo un mercado de intereses y primas con frases hechas y grandilocuentes.
Porque siempre quedará el verbo, siempre se puede aliñar el negocio con su 'mijita' de sentimiento y apelar a la confianza, al crecimiento, a la unión y a los colores para que los parroquianos pasen el disgusto de ver cómo se ha cerrado un mercado con jugadores que a priori no es lo que se esperaba.
Es cierto que en fútbol puede pasar cualquier cosa y quien puede parecer un tuercebotas al final es un jugadorazo, pero tampoco es menos cierto que esos casos se dan poco y que no está el equipo en la mejor posición clasificatoria para jugar a las cartas y tentar a la suerte.
El Cádiz como no podía ser menos ha contribuido a ese Día Internacional de la Magia con dos jugadores desconocidos. Pero además, ha querido sumarse con un doble salto mortal en el espectáculo con uno que de momento no puede ni venir porque está con la selección. Pura fantasía.
Como si las urgencias no fueran con nosotros y estuviéramos mirando ya al futuro. Todo muy extraño por mucho que la directiva tire de verbo para intentar explicar la situación tanto en salidas como llegadas.
Lo que pase en el verde dirá, pero a priori y cerrado el Día de la Magia, creo que el entrenador sí que va a tener que ser un verdadero mago para salvar la situación y que esto no termine en hecatombe... Y lo peor, con una afición desencantada porque ni los más amarillos del lugar entienden nada.
