Pan y circo

El retumbar de la campanada

El varapalo de la derrota ante el Athletic no puede hacer olvidar todo lo conseguido hasta ahora con Sergio

Pepe Reyes

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Hoy todos estamos de capa caída, pero no hay que olvidar que seguimos vivitos y coleando gracias al trabajo de un entrenador y sus muchachos que a comienzos de semana dieron una campanada por la que ahora estamos fuera de descenso.

Porque hay veces que el fútbol, espectáculo grandioso e imprevisible, repara con una inesperada alegría todo un cúmulo de angustias y sinsabores. A veces, este sorprendente y caprichoso deporte dicta, con su inescrutable designio, la más estricta de las justicias a tenor de los méritos contraídos.

No siempre sus dados aleatorios iban a resultar funestos para el Cádiz, no siempre los últimos tramos de partido iban a suponer un desazonante tropel de circunstancias adversas, como ocurriera la jornada anterior frente al Betis, con su ración incluida de penalti jacarandoso. Todo lo contrario que contra el Athletic, que la empanada inicial nos costó el partido final a pesar de la maravillosa reacción.

Pero también alguna vez nos habría de tocar el premio gordo , y ocurrió este lunes en Barcelona. Premio para el que los amarillos tenían compradas muchas papeletas, pero no las del azar y la fortuna, sino las del sacrificio, el exhaustivo orden y el buen hacer. A pesar de la inicial estupefacción sufrida con la sorpresa de la alineación, la hinchada visitante pudo comprobar cómo su equipo plantaba cara sin complejos al poderoso anfitrión, le tapaba los espacios y hasta generaba clamorosas ocasiones de gol. Hasta que una de ellas se materializó, para exaltado regocijo inmediato y para gloria eterna del cadismo, pues una proeza de este calibre quedará por siempre grabada en las más sublimes páginas de nuestra historia. Y si apreciable y significativa es la escalada en la tabla clasificatoria, mayor aún es la inyección de moral, de confianza en las propias posibilidades que esta victoria insufla al equipo. Con la que se ha venido a demostrar, además, que la totalidad de la plantilla, y no sólo los más habituales para Sergio, está entregada en pos del objetivo.

Durante los dilatadísimos, inacabables, ocho minutos de prolongación, la frustrada afición azulgrana mostraba abiertamente su carencia de señorío al corear a los cadistas la consabida cantinela hiriente de “a segunda, a segunda”. Y, a decir verdad, es posible que descendamos, aunque existen muchas probabilidades de que no. Pero, de momento, la única verdad, la única certeza incuestionable es que el Cádiz ha derrotado al Barcelona en el Camp Nou, y eso sí que lo podemos cantar.

Los leones nos han bajado de esa nube que nos subimos en Barcelona, pero ahora toca volver a confiar en lo que se sigue trabajando. Y sigue funcionando.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación