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'Mucho ha de mejorar el Cádiz si queremos llegar a final de temporada con opciones reales de salvación'

Yeray frena a Chris Ramos. francis jiménez
Pepe Reyes

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Mucho ha de mejorar el Cádiz si queremos llegar a final de temporada con opciones reales de salvación. La última prueba de ello se pudo contemplar en el reciente partido frente al Athletic, donde el equipo volvió a mostrar un juego espeso y soporífero, incapaz de generar, apenas, conato alguno de ocasiones de gol.

Sin los lanzamientos de banda de Luis Hernández, parece que transportar el balón al área contraria resulta una tarea harto difícil, extremadamente complicada. Mediante juego combinativo, parece empresa infructuosa, por lo que casi toda la opción de ataque se reduce a pases lejanísimos en busca de un siempre marcado Chris Ramos, a ver si aprovechamos una segunda jugada tras peinada.

Cierto es que el conjunto se muestra bien plantado sobre el césped y que incomoda bastante la circulación del rival. Pero para ganar hace falta mucho más y la necesidad de puntos obliga a buscar una victoria que se resiste desde hace mucho, demasiado tiempo. Complicada empresa, para la que se cuenta con recursos muy limitados.

El cúmulo de lesiones de jugadores importantes y el decepcionante rendimiento que vienen ofreciendo otros, ha ido mermando el potencial de un equipo, que está ya muy lejos de aquel bloque aguerrido, compacto, que jugaba sin complejos y plantaba batalla a cualquier rival.

Con el cambio obligado de entrenador, se han pretendido ver unos brotes verdes que realmente no han aparecido, Los futbolistas son los mismos y el nivel descendente advertido en los últimos partidos no se ha enderezado.

Lo que sí se vio, para estupefacción general, fue una extraña e innovadora forma de gestionar los cambios. Consistente ésta en hacer sólo tres y en mantener en escena al once inicial durante ochenta minutos, a pesar de la manifiesta fatiga de muchos jugadores y de que el contrario introdujo insignes internacionales de refresco, con los que amenazaba seriamente a los locales. Tal vez el nuevo técnico confía tan poco en el plantel que sólo cuenta con doce o trece componentes. O tal vez consista en una curiosa, arriesgada forma, de implorar refuerzos.

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