Pan y Circo
Interrogantes
'Nuestro Cádiz CF tiene tan mala suerte que seguro que el fin del mundo le coge en Primera'
'Que el fin del mundo te pille bailando', preclaro endecasílabo que cantara Sabina en su canción Noches de boda, y en el que ya nos preveía, ya anticipaba, lo fortuito, lo imprevisible e inesperado que ha de ser ese lance definitivo. Universales tribulaciones que, según el maestro de Úbeda, sólo pueden ser contrarrestadas con la indiferencia torera de un pinturero carpe diem.
Llevamos ya varios ensayos del apocalipsis en un margen bastante reducido de tiempo, que han tomado forma de pandemias, de danas, de guerras, de apagones, como si fueran los cuatro jinetes precursores y anunciadores de un bíblico apocalipsis, que ha de llegar, y cuyas señales nos indican que ya se acerca. Pero, ¿qué habría ocurrido si esta última señal del repentino apagón se hubiera producido en el enconado transcurso de un domingo futbolístico o, por ejemplo, durante el palpitante discurrir de la final entre el Barcelona y el Madrid del mismo sábado?, ¿los españoles se habrían comportado tan mansa, tan resignada, tan educadamente como lo hicieron en ese lunes aséptico, ayuno de fútbol y laboral?, ¿qué hubiera ocurrido en los estadios si en el fragor de la batalla en el césped y de la desmesura emocional en la grada sorprendiera una súbita oscuridad?, ¿se culparía de ella al árbitro, al cuarto árbitro, tal vez al VAR?, ¿cómo hubieran reaccionado las hordas 'radicales' de cada equipo?
Si ese inopinado catafalco de ciego plenilunio hubiera pillado al Cádiz jugando en su estadio, ¿qué singular reacción habría experimentado el gaditano?, el persistente señor del megáfono y los tres aporreadores de percusión, ¿seguirían a lo suyo, como si tal cosa, o tal vez reparasen en que algo podía estar pasando y entonces cejaran en su pertinaz empeño? Estas y otras muchas preguntas nos asaltan, pero para ellas no existen respuestas convincentes, más bien parecieran inevitables interrogaciones retóricas que sólo hagan incrementar el grado de preocupación. Sólo debemos esperar que no se cumpla aquella otra profecía que ya cantara una chirigota en la década de los ochenta, la que decía que nuestro Cádiz CF tiene tan mala suerte que seguro que el fin del mundo le coge en Primera.
